A lo largo de los años, la calidad institucional marcó la trayectoria del INTA y, sumado al trabajo en los territorios, hoy cimienta su reconocimiento en la comunidad argentina e internacional. En esa línea, su estructura cuenta con consejos asesores a escala local, regional y nacional, donde más de 2.000 representantes del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial participan en el diseño de políticas de investigación y extensión.
“En estos 60 años, logramos darle continuidad al trabajo institucional y enfocarlo en la necesidad de ofrecer herramientas tecnológicas que transformen las economías regionales”, aseguró Amadeo Nicora, presidente del INTA, quien además resaltó la labor del instituto en la producción de innovaciones.
De acuerdo con Nicora, el INTA ocupa un rol estratégico en la construcción de los sistemas agropecuarios y, a futuro, esto significa “el desafío de consolidar una institución que tenga la inteligencia organizacional capaz de sintetizar en su accionar la excelencia en la generación del conocimiento y en la extensión”.
De este modo, destacó: “Como INTA, tenemos que estar en la frontera del conocimiento y, al mismo tiempo, en la gestión para que eso se transforme en el motor del desarrollo de nuestros territorios”. Para lograrlo, “es indispensable trabajar conjuntamente con todo el sistema de Ciencia y Tecnología, del sector público y del sector privado, a escala nacional y a través de la cooperación internacional”, detalló Nicora.
Por su parte, Héctor Espina, director nacional del organismo, señaló que “los consejos son parte del gobierno del INTA y permiten que más de 2.000 referentes agropecuarios y científico-académicos tengan poder real en la definición de la política institucional”. “Esto distingue al instituto y es una fortaleza que apreció el presidente de la Nación en su visita a Castelar cuando afirmó que el secreto del INTA es la participación”, valoró.
Con el objetivo de profundizar el desarrollo nacional, Espina sostuvo que “el INTA promueve la participación para fortalecer los territorios”. Se trata de “llevar adelante estrategias diferenciadas que aborden las realidades productivas, siempre basadas en marcos de articulación que aprovechen capacidades y recursos”, planteó.
Calidad institucional
Para Pablo Paillole, miembro del Consejo Directivo del INTA por la Federación Agraria Argentina, la existencia de los consejos “es un atributo que hace particular al INTA y lo destaca entre las instituciones del Estado”. Con relación a su tarea, describió: “El consejero recorre las distintas unidades del INTA para conocer las inquietudes de técnicos y productores, que son evaluadas en las entidades y trasladadas a las reuniones de consejo directivo”.
De acuerdo con Paillole, “los desafíos actuales del INTA están vinculados con los fundacionales: desarrollos tecnológicos que contribuyan a sistemas agropecuarios competitivos, sustentables y con inclusión social”. No obstante, remarcó la importancia de “elaborar políticas públicas que brinden apoyo a los agricultores familiares, impulsen procesos de agregado de valor en origen y eviten la concentración productiva”.
Por su parte, Bruno Quintana, miembro del Consejo Directivo del INTA por la Sociedad Rural Argentina, señaló que “el control social en las instituciones es una necesidad del país”. “Todas las miradas que participan del consejo configuran un abanico de distintas ideas que convergen en el futuro”, acentuó.
En materia de innovación, Quintana explicó que “el INTA debe acompañar el hoy, pero estar un paso adelante e investigar áreas estratégicas para el futuro”. Asimismo, valoró el compromiso para llevar a cabo procesos de desarrollo en las comunidades: “El sentido de pertenencia y el trabajo en equipo, muy presentes en el instituto, consolidan una capacidad de reacción que permite intervenir en diferentes problemáticas y escalas productivas”.