El Gobierno decidió no prorrogar la devolución del 5% en el IVA en los gastos en las tarjetas de débito que regía desde el 2001 y se renovaba cada año. Así lo informaron a LA NACION fuentes de Casa de Gobierno, que expresaron que "el costo fiscal era alto y no cumplía con el objetivo de fomentar el uso de las tarjetas ".
Una fuente oficial indicó que "la idea es compensar parcialmente el costo de la reforma en el impuesto a las ganancias y además la gente no usaba más la tarjeta de débito por esta devolución".
Según la planilla de gastos tributarios del presupuesto 2017 votada por el Congreso Nacional y promulgada por el Poder Ejecutivo, el beneficio sí iba a ser prorrogado este año.
En 2015, por este descuento, el Gobierno gastó $ 4535 millones; en 2016, $ 6077 millones; y para este año, tenía previsto gastar $ 7511 millones.
En cambio, la fuente destacó como más relevante el beneficio del 15% por el uso de las tarjetas para jubilados que cobren la mínima, pensionados y a aquellos que perciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y por embarazo.
El régimen se aplica a las operaciones que se hagan hasta el 31 de diciembre de 2017, y el decreto determina que la devolución será del 15% del monto abonado por las operaciones de compra, en tanto no supere el monto máximo de $ 300 por mes y por beneficiario; y en el caso de la asignación universal por hijo, por embarazo y pensiones por fallecimiento, el reintegro se considerará por cada prestación recibida.
El costo fiscal de esta medida fue de $ 5890 millones en 2016 y estaba previsto que llegara a $ 17.138 millones en 2017.
El secretario de prensa de CAME, Vicente Lourenzo, señaló a LA NACION que "la devolución era una medida de incentivo que se hacía importante; esto puede generar un desincentivo parcial a comprar y eso nos preocupa, sobre todo después de los siete puntos de caída en las ventas en 2016. Era importante sobre todo para los empleados en relación de dependencia, porque había mucha gente acostumbrada a pagar con tarjeta".
El economista Ariel Setton cuestionó la decisión del Gobierno de no prorrogar la devolución del 5%. "Cuando el beneficio nació en 2001 fue un muy buen incentivo para bancarizar porque los $ 1000 de tope era un monto alto, pero después nunca se incrementó. De todos modos, seguía siendo un incentivo a que se utilicen las tarjetas de débito y en ese sentido esto es un paso hacia atrás", dijo Setton a LA NACION.