Después de la variedad de suposiciones atisbadas sobre los efectos que podría tener un Trump presidente en la economía regional y local, al mandatario norteamericano no le tomó más que un día hábil en su nuevo cargo para adelantar cuál será la línea que marcará las relaciones comerciales de los Estados Unidos con el mundo a partir de su asunción. Así, el magnate devenido en funcionario eligió, como una de sus primeras medidas, suspender la importación de limones de Argentina.
Si bien la restricción es, en principio, por 60 días, otros sectores que tienen al país del norte entre sus principales clientes comienzan a preocuparse.
Según la consultora Ecolatina, Estados Unidos constituye el tercer destino de nuestras exportaciones detrás de Brasil y China, y en el último año su posición se fortaleció: tras aumentar más de 30 por ciento a nivel interanual las ventas en los primeros once meses del año, los envíos al país del norte representaron 8 por ciento del total, cuando un año atrás representaban tan sólo 6 por ciento.
Hablando en particular, las exportaciones de biodiesel casi triplicaron su nivel en el período mencionado y con respecto a 2015, al superar los U$S 1.000 millones y convertir a los Estados Unidos en el destino de poco más del 90 por ciento de la producción del combustible y sus derivados con destinos puertas afueras de la Argentina.
Así lo destaca la entidad fundada por Roberto Lavagna, que a su vez resalta la designación de Scott Pruitt al frente de la Agencia de Protección Mediambiental, “un hombre ‘escéptico del cambio climático’, lo cual podría llegar a favorecer los combustibles tradicionales en desmedro de los ecológicos, tal como el biodiesel”, según un informe de la consultora.
Del mismo modo, las ventas de aluminio crecieron un 133 por ciento interanual durante el año pasado, alcanzando así una cifra de alrededor de U$S 180 millones. Dentro del sector, Ecolatina sostiene que más de la mitad de las exportaciones se dirigieron al mercado norteamericano durante los primeros once meses de 2016, mientras que en 2015 representaban poco más de un tercio de las ventas totales al exterior.
Para la consultora, sin embargo, la situación más delicada es la de aquellos productos vinculados a las economías regionales, para los que Estados Unidos representa un comprador vital. Es el caso del té negro, cuya producción fue dirigida en un 75 por ciento a la primera potencia mundial –por un total de U$S 88 millones–. De manera semejante, un 65 por ciento de los arándanos cosechados en tierras argentinas fue enviado al país del norte, significando ingresos por U$S 122 millones.
A ellos se suman, según Ecolatina, la mitad de las ventas totales de aceites de limón y un 40 por ciento de los envíos de miel y jugos de citrus, manzana y uva –los cuales generan, estos últimos, un total de U$S 440 millones–.