La evolución reciente del stock bovino, que muestra un crecimiento en el número de vacas, con una alta volatilidad en función del comportamiento del clima del número de terneros obtenidos, y un estancamiento en el número de novillos, novillitos y vaquillonas determinan una situación de estancamiento en la producción de carne bovina que se ha verificado a lo largo de los últimos cinco años (hasta el 2016 inclusive). Al mantenerse estancado el número de las categorías más aptas para la producción de carne, el volumen obtenido está condicionado por la zafra de terneros y la faena de animales muy livianos para el consumo interno y la decisión de los productores acerca de enviar a faena un mayor o menor número de vacas.
Así tuvimos en 2016, que de los 6,9 millones de terneros contabilizados en el stock, un 22% fueron faenados a lo largo del mismo año; y de los cerca de 4 millones de novillitos en stock, cerca de un 70% fue remitido a faena. Con estas tasas de extracción, de una zafra de terneros de 6,9 millones, sólo 1,65 millones (24%) llegan a ser novillos. Si no se modifica el perfil de la faena bovina, donde más de tres cuartas partes de los machos son faenados con pesos vivos inferiores a los 430 kilogramos, difícilmente la producción de carne bovina pueda recuperarse y alcanzar los niveles logrados en la segunda mitad de la década pasada.