El Gobierno apoyará un proceso de reestructuración de la compañía SanCor; buscará soluciones dentro del sistema financiero local si el plan es serio y apoyará todas las negociaciones posibles para el ingreso de una empresa local o extranjera en el capital de la láctea, incluyendo la posibilidad de una venta total. Sin embargo, no podrá hacer mucho para trabajar sobre la deuda de aproximadamente $1.100 millones que Venezuela mantiene con la empresa.
El Gobierno nacional reconoce como una utopía la posibilidad que Nicolás Maduro o cualquiera de sus colaboradores estén dispuestos a comenzar a pagar ese pasivo, como mecanismo de mejora del flujo financiero de SanCor en el país. Esa deuda deberá ser negociada directamente por el eventual interesado en adquirir todo o parte de la segunda empresa láctea más grande del país. Para esto, SanCor debería reconvertirse en una sociedad anónima, aseguran en el oficialismo.
La deuda de SanCor asusta. Según fuentes del mercado financiero que accedieron a los papeles contables de la compañía, la deuda al primer bimestre del año llegaría a los 500 millones de dólares. Sólo el año pasado generó un déficit operativo de 2.400 millones de pesos, que se suman al rojo de $447 millones en 2015 y $263 millones en 2014. En el mercado lácteo se asegura que la constante caída en la producción de leche fresca en el país a un ritmo de más de 10% anual desde hace tres años, sumado a descenso constante de la producción en tambos de entre 8% y 10%, provocaron que la espiral de pasivo operativo se profundice y que generara las pérdidas operativas de los últimos tres años. Desde la empresa se responsabiliza a los vaivenes de los precios internacionales de las materias primas que se vienen sufriendo desde 2009, el atraso cambiario y la falta de competitividad del sector lácteo en el país, el incremento de los costos de producción, los problemas económicos estructurales y la falta de financiamientos con tasas flexibles para bajar el pasivo financiero.
En el mercado se reconocen todas estas realidades, pero se recuerda que la crisis de SanCor no es nueva, sino crónica desde hace más de una década; y que sólo el acuerdo con Venezuela logró darle en 2006 cierto aire a la compañía. El tratado había sido firmado ese año en la Argentina en uno de los viajes de Hugo Chávez al país con Néstor Kirchner como presidente. El país bolivariano le otorgaba un crédito directo a la cooperativa por unos u$s135 millones, para que con ese dinero se pagara gran parte de la deuda financiera exigible y aumentara el capital de trabajo de la láctea. A cambio SanCor debía enviar leche en polvo a Venezuela, mientras que ese país enviaría petróleo a la Argentina. El dinero fue girado por el Banco Nacional de Desarrollo de Venezuela y depositado en un fideicomiso que administrada el Banco Nación. Chávez cumplió su parte del contrato, hasta que estalló la crisis en el país caribeño, ya con Nicolás Maduro en el poder. El actual presidente venezolano acumuló pasivos hacia SanCor desde su asunción en abril de 2013, situación que era negociada casi personalmente por Cristina de Kirchner cada vez que se veía cara a cara con el sucesor de Chávez. En los últimos años del kirchnerismo en el poder, los retrasos en los pagos desde Venezuela no sólo afectaban a SanCor, sino también a Techint (por los pagos por la nacionalización de Sidor, Tavsa y Comsigua), y a Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), por un pasivo de u$s250 millones por la ejecución de la represa Tocoma. Techint obtuvo una victoria contra el Gobierno de Maduro ante el Ciadi por unos u$s185 millones. Enrique Pescarmona tuvo menos suerte y tuvo que dejar en julio del año pasado el control de su empresa por el abultado pasivo que le generaron los fallidos negocios con Venezuela.
En el caso de SanCor la situación fue más preocupante. Por cuestiones económico-financieras, o políticas, Maduro dejó de cumplir su parte del contrato cinco meses antes de la finalización del Gobierno de Cristina de Kirchner. Ya con Mauricio Macri en el poder, los responsables del fideicomiso en Caracas directamente no atendían los teléfonos con las llamadas desde Buenos Aires. El Gobierno argentino, desde enero de 2016, sólo contabiliza el pasivo que se va actualizando en las cuentas del Banco Nación y que a marzo de 2017 superaría los 1.100 millones de pesos.
Pero lo que realmente complica a la empresa láctea es la deuda anterior y que a números actualizados alcanza los u$s500 millones. Desde el Gobierno nacional se asegura que la intención oficial es trabajar sobre una salida a la crisis, y el apoyo a un plan de reestructuración seria que presente la empresa. Éste podría incluir la presencia de un socio capitalista o directamente su venta. Mientras tanto, la responsabilidad de la cooperativa sería presentar los números finales en blanco sobre negro, incluyendo un informe detallado de los acreedores, los que en su mayoría serían proveedores. Sólo cuando el informe llegue a los escritorios oficiales, habrá decisiones desde el Gobierno nacional para programar un plan serio de recuperación, el que, de todas maneras, no incluirá un rescate total de la empresa.
Diferencias
En el Gobierno no había caído de buen modo la decisión de SanCor de cerrar 4 de las 15 plantas de la compañía y amenazar con una reducción de 4.000 a 2.500 empleados. El anuncio fue tomado desde el oficialismo como una presión para que desde la Nación se aplique un plan de rescate general, lo que fue rechazado por la Casa Rosada desde un primer momento. En el Gobierno insisten en que la solución debe ser global, y que haya una propuesta sustentable en el tiempo. Descartan también en la Nación la acusación de falta de voluntad para solucionar el conflicto, recordando que desde el Estado se refinanció un pasivo de $250 millones más una ayuda financiera extra por otros 250 millones de pesos, para sostener la operatividad de la cooperativa. Aseguran además que desde el Banco Nación hay voluntad de ayuda financiera, pero que para que desde la entidad que maneja Javier González Fraga haya nuevos préstamos, la empresa debería presentar papeles contables que la hagan calificar pasible de créditos.
SanCor inició sus actividades en 1938, a partir de la unión de 16 cooperativas de las provincias de Santa Fe y Córdoba, fijando su sede en Sunchales; emplea hoy a unos 4.500 trabajadores, procesa leche proveniente de unos 1.300 tambos y se estima que habría unas 25.000 personas involucradas en su proceso productivo. Maneja las marcas SanCor, San Regim, Sancorito, Las Tres Niñas, SanCor Infantil, Bebé, Mamá y Prematuro, Tholem, Sancor Bio, Cabaña Santa Brígida, Angelita, Granja Blanca y Lechelita, SC, Aromito y Yógs. En junio de 2016 logró vender en $1.450 millones su negocio de postres, flanes y yogures al grupo industrial Vicentín.