Anoche, cuando ya no había tiempo para una reacción oficial, la Cancillería se enteró que Estados Unidos había decidido postergar otra vez el ingreso de limones desde la Argentina.
Desde Washington deslizaron que no obedece a ninguna represalia, sino a que el Gobierno de Donald Trump aún no logró confirmar a las nuevas autoridades en el USDA, el ministerio de Agricultura estadounidense. Y que por lo tanto "no han podido revisar la medida". Será por 30 días.
Cuando en la Casa Blanca estaba todavía Barack Obama, el último 23 de diciembre, se publicó una resolución que le abría las puertas a los limones que tienen el ingreso prohibido desde 2001. En aquella oportunidad, un lobby de productores californianos logró un fallo judicial que cuestionó la inocuidad de los cítricos argentinos y prohibió su ingreso.
La autorización de Obama iba a regir desde el 23 de enero de este año.
Trump asumió el 20 de enero y las autoridades del USDA decidieron postergar la autorización hasta el próximo 27 de marzo. Ahora volverían a demorarlo otros 30 días.
La decisión de enero acompañó a otras que usualmente se toman en los cambios de gobierno. Donald Trump, el día de su asunción, postergó 60 días todas aquellas normas publicadas por la administración Obama que no regían.
Al cierre de esta edición, el ministerio de Agroindustria había enviado alertas a la embajada Argentina en Washington con la ilusión de que se de marcha atrás con la resolución.
La autorización de las importaciones fue realizada luego de muchos años de negociaciones técnicas. Hubo numerosas misiones desde Estados Unidos a las zonas de producción y a las plantas de empaques. Concluyeron que los limones producidos en el Noroeste Argentino son seguros desde un punto de vista fitosanitario para ingresar a los Estados Unidos.
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El limón argentino es reconocido mundialmente por su calidad y por alto contenido de jugo. Las empresas, entre ellas la líder mundial San Miguel, garantizan la trazabilidad y el cuidado del medio ambiente. Precisamente San Miguel, la mayor exportadora del mundo, tuvo una existosa colocación financiera de cara a que se levanten estas restricciones.
[/button]Un argumento de los negociadores argentinos es que las exportaciones de limones no afectan la producción local de Estados Unidos. Sencillamente, por que se realizarían durante el verano del hemisferio norte (abril-agosto), cuando la producción estadounidense es muy reducida.
Las exportaciones del norte y especialmente de sde Tucumán, complementan la oferta de EE.UU., que está incrementando sus importaciones para abastecer su propio consumo.
El año pasado Washinton importó 84.000 toneladas de limones. Y Argentina podría enviarle 20.000, unos US$ 50 millones.