En lo absoluto se pretende con este contenido brindar un acabado análisis sobre las prácticas de manejo más usuales en trigo (elección varietal, fecha, densidad de siembra y fertilización nitrogenada).
En la campaña agrícola triguera 2016/2017 nos encontramos con rendimientos en grano por demás sorprendentes: los cinco mil kilos por hectárea que hasta hace poco se lograban con riego suplementario, el año pasado se alcanzaron y se superaron en secano.
Buena humedad
No fueron una excepción los resultados logrados en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. El agua útil almacenada en el suelo hasta los dos metros de profundidad se mantuvo constante durante la ventana de siembra del cultivo (mayo-junio) y resultó la más alta del último trienio (210 milímetros). Para completar, un combo hídrico envidiable, en junio se registraron precipitaciones inusuales para dicho mes.
Test de cultivares
En el campo escuela se evaluaron cultivares comerciales de distintos ciclos (cortos, medios y largos). Las fechas de siembra se escalonaron desde fines de abril hasta fines de mayo para el caso de los ensayos por así decirlo "formales", y en función de las muy buenas condiciones edáficas también se implantaron ensayos de menor envergadura desde mediados de abril hasta mediados de julio.
Las densidades de siembra evaluadas fueron dos: 125 y 250 semillas viables por metro cuadrado. Finalmente, se procedió a fertilizar al momento de la siembra como así también luego de la emergencia, principio y pleno macollaje para aprovechar la inusual lluvia de fines de junio.
Ciclos y rendimientos
Sin mencionar un cultivar en particular, resulta llamativo que entre las variedades con más altos rendimientos (por encima de los 4.000 kg/ha) se encontraron representados todos los ciclos, aunque la balanza se inclinó hacia los intermedios-largos, independientemente de la fecha de siembra.
Respecto de la fecha de siembra, mediados de mayo se destacó respecto de las siembras de fines de abril o fines de mayo. Sin embargo, no todos los cultivares se comportaron de la misma manera.
Dos cultivares de ciclo intermedio se destacaron cuando fueron sembrados a mediados de mayo, mientras que un ciclo largo y un corto coincidieron paradójicamente con los más altos rendimientos al ser sembrados tanto a fines de abril y como a mediados de mayo.
Adelantar la fecha
Fuera como fuese, resultó más beneficioso adelantar que atrasar la fecha de siembra. Las siembras de junio-julio repercutieron negativamente sobre el rendimiento en grano a raíz de la merma significativa en la producción de biomasa aérea.
Por el contrario, las siembras de mediados de abril se vieron imposibilitadas de particionar a grano con eficiencia la biomasa aérea acumulada.
Densidad y fertilización
En esta campaña agrícola en particular, no fue acertada la decisión de disminuir la densidad de siembra por debajo de las 200 semillas viables por metro cuadrado.
El rendimiento en grano se vio disminuido a lo largo de tres fechas de siembra en un 10 por ciento (3.630 kg/ha versus 4.000 kg/ha). Finalmente, la fertilización nitrogenada resultó oportuna y efectiva solo cuando se realizó al momento de la siembra.