Los productores integrados de la cadena de pollos encendieron las luces de alerta asegurando que atraviesan una complicada situación derivada, según sostuvieron, de los últimos aumentos de tarifas en servicios públicos que utilizan de manera intensiva como son el gas y la luz. El primero es un elemento considerado esencial para calefaccionar a los pollos en sus primeras semanas de vida, mientras que la energía es usada durante la alimentación.A través de un comunicado redactado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), se alertó sobre la grave situación de un sector de la producción al sostener que "recibieron un severo golpe a su ya diezmada economía dado por el aumento, entre otros, del precio del gas que se utiliza para calefaccionar a los pollitos, y la electricidad".
La entidad explicó tener la responsabilidad de advertir a las autoridades "que deben velar para que el trabajo rural siga siendo sostenible y fuente de arraigo, que estos cimbronazos provocan el cierre de granjas con los problemas y consecuencias sociales que acarrea esta penosa situación".
De acuerdo al comunicado de CRA, se le pidió al Estado, lograr un equilibrio entre las partes intervinientes en este trabajo "muy específico y con particularidades, que genera valor agregado, divisas a nuestro país y provee un producto sano, fresco, nutritivo y económico a las mesas. Por ello, el precio que reciben los productores debe contemplar esta nueva realidad económica". La entidad vinculada a los productores agropecuarios también advirtió que "la cadena de producción no debe tener eslabones débiles y vulnerables" y señaló que "la integración debe ser una alternativa viable y razonablemente equilibrada para todos los actores de la misma y no solo para un sector (los integradores) que hacen valer su posición dominante. Esa es la función del Estado".
De acuerdo a una nota de la agencia de noticias NAP, hace un par de semanas atrás, el empresario avícola Héctor Motta (ex presidente de Capia, una de las cámaras que reúne a la industria avícola) recordó, que "el 2016, de principio a fin, fue un año durísimo para el sector" y remarcó que "ahora esperamos que después de todo ese esfuerzo, que quizás lo tengamos que seguir haciendo durante el primer cuatrimestre de 2017, comencemos a ver resultados positivos".
Para los productores integrados, que se ocupan de engordar las aves para las grandes industrias avícolas, el año pasado fue duro pero no por el tema de los aumentos de tarifas sino porque el dinero que recibían por kilo de pollo eviscerado era insuficiente para cubrir sus costos. Percibían $ 1,125 por kilo, que luego los supermercados vendían hasta en 37 pesos. Con esa suma, no llegaban ni siquiera a cubrir sus costos, cuestionaban.
En declaraciones periodísticas, el ex presidente de Capia advirtió que "se necesita una mayor demanda en el mercado interno y que se arbitren las medidas para mejorar también nuestra participación en el mercado internacional".
Dijo también que "hay coincidencia en que existe un retraso cambiario, que no lo podemos modificar de un día para el otro, ya que sería un desastre para el asalariado en Argentina, pero habrá que ver el momento en el cual se puedan hacer algunas correcciones". Con este escenario en el horizonte inmediato, aconsejó al Gobierno a "apuntalar a aquellos que exportan, para recuperar competitividad y para eso, habrá que usar distintos instrumentos, no ortodoxos pero instrumentos al fin, que nos den la posibilidad de estar en esos mercados internacionales".