Luego de haberse acumulado durante la campaña 2016/17 un volumen de producción de 16,3 MTn sobre un área sembrada de 5,1 MHas, las primeras expectativas de siembra relevadas para el ciclo 2017/18 indicaron una expansión interanual de superficie del 7,8 % a nivel nacional.
De concretarse, el área triguera ascendería a 5.500.0000 hectáreas, marcando un nuevo récord de superficie implantada durante las últimas 10 campañas agrícolas y superando en un 34 % al promedio de los últimos 5 ciclos (Promedio Siembra 2012/13 a 2016/17: 4,1 MHas).
De todas maneras, dicha proyección queda sujeta a la evolución de las condiciones climáticas durante los próximos meses, donde será crítico contar con la humedad óptima para una correcta implantación del cereal durante su ventana óptima de siembra.
Los mayores incrementos de área se registrarían sobre el sudeste de Buenos Aires, región que durante la campaña 2016/17 no pudo concretar con los planes de siembra debido a las condiciones climáticas que demoraron la cosecha de soja, y, en consecuencia, provocaron una liberación lenta de lotes para la siembra del cereal.
Por otra parte, sectores del NOA, sur de Santa Fe, oeste y norte de Buenos Aires, y norte de La Pampa, presentarían aumentos en las expectativas de siembra de trigo con el fin de controlar napas próximas a superficie, ya que, durante el mes de marzo y principios del mes de abril, se registraron importantes precipitaciones que llegaron a ocasionar excesos hídricos con anegamientos parciales. A su vez, las regiones Centro-Norte de Córdoba, Sur de Córdoba, Centro-Norte de Santa Fe, Núcleo Norte y Sur, y Centro de Buenos Aires, registrarían un nuevo récord en área sembrada en las últimas diez campañas agrícolas.
[button color="" size="" type="round" target="" link=""]En cuanto al estado hídrico del suelo, a pesar de registrarse suelos saturados sobre algunos sectores de Salta, Chaco, Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe, gran parte del área agrícola nacional presenta una condición de humedad que varía de óptimo a adecuada para comenzar con la implantación de trigo, cuya ventana óptima de siembra se extendería entre los meses de mayo y agosto.[/button]
Si bien restan algunas semanas para comenzar con la incorporación de los primeros lotes de trigo, en caso de no registrarse importantes lluvias que generen anegamientos durante los próximos días, se podrá dar inicio a la implantación de lotes tempranos bajo óptimas condiciones de humedad.
En paralelo, se espera que el cultivo continúe recuperando área en zonas con menor aptitud agrícola en el norte del país, donde durante el ciclo previo, la falta de humedad que se registró en los meses de mayor actividad de siembra, no permitió finalizar con los planteos previstos al comienzo de la campaña. Además, en dichas regiones el incremento en la intención de siembra del cereal, seguirá mejorando la relación de cereales con oleaginosas y el control de malezas.
Por otra parte, en el núcleo triguero del Sudeste de Buenos Aires también se espera una importante recuperación del área triguera, desplazando al cultivo de cebada. Durante las últimas campañas agrícolas, el escenario económico y comercial que afectaba al cultivo del trigo, permitió que la cebada se expandiera y se instale en la región como un cultivo alternativo. En la campaña 2016/17, luego de la modificación en el esquema regulatorio, que mejoró la relación precio-costo y el rinde de indiferencia, el trigo comenzó a recuperar parte de la superficie cedida a la cebada, ya que las condiciones de humedad no permitieron finalizar con los planes de siembra iniciales. En caso que el clima acompañe durante los próximos meses y en función de las expectativas de siembra relevadas, se espera que el trigo continúe recuperando área y se instale como el principal cultivo invernal del sudeste bonaerense.
En conclusión, para el cultivo de trigo se estima un incremento interanual de superficie del 7,8 % para la próxima campaña. Por otra parte, se espera que el aumento en el área a implantarse con trigo sea acompañado nuevamente de un incremento en el nivel de tecnología aplicada, principalmente en las variables material de siembra, cuidado sanitario y fertilización, con el fin de alcanzar los parámetros de calidad. Bajo este escenario, el trigo aumentaría la participación de cereales en la rotación con oleaginosas, mejorando la sustentabilidad del suelo y logrando expandir el área triguera hacia regiones con menor aptitud agrícola.