El debate sobre el cuidado responsable de las mascotas está más vigente que nunca y dentro del mismo también se contemplan las medidas relacionadas con su resguardo en la vía pública.
En lo que se refiere a la recolección y el desecho de las heces de los perros, algunos vecinos “parecen haber olvidado la ordenanza que la regula y el respeto por los demás”, ya que en las calles, veredas y plazas la presencia de materia fecal canina forma parte del paisaje habitual. Esto puede generar afecciones en los seres humanos como parásitos, bacterias y en casos más graves problemas en los órganos e incluso ceguera.
Sobre el tema, PRIMERA EDICIÓN dialogó con el veterinario Ricardo Pablo Luzuriaga quien aseguró que “el problema anteriormente se generaba en los areneros de las plazas y de las escuelas, ahora el tema es la costanera, las plazas y la playa de El Brete, entre otras, donde la gente lleva a sus mascotas, pero no junta sus desechos. Existen parásitos que se encuentran en la caca de gatos y perros que pueden pasarse a los hombres, en el caso de estos últimos son dos los que pueden transmitirse por vía oral o cutánea, el Toxocara Canis y el Ancylostoma Caninum”.
En todas las especies existen “Ascaris”, un tipo especial de parásitos “que son el resultado de millones de años de evolución”. El problema surge cuando ingresa a un organismo extraño para el cual no está preparado. “Se trata de huevos que están en las heces aún no en forma larvaria; el parásito cuando se vuelve fértil ya dentro de este organismo se transforma en un huésped errante. Viaja por el cuerpo y se localiza en algún músculo o zona vascular, ahí queda en vía vegetativa, pero sucede que el cuerpo se defiende y provoca casos en los que hubo niños que perdieron la vista por los quistes posicionados en la zona de retina por ejemplo”, aclaró el médico veterinario.
Los más afectados
Los más vulnerables de contraer estos parásitos son los más pequeños, al estar en contacto con la tierra y la arena para luego llevarse la mano a la boca. También existe un riesgo para los adultos que concurren a las playas cuando se sientan en bikinis o trajes de baño sin toallas o cobertores, ya que pueden contraer la “Larva Migrans Cutánea” que “es como un hilo rojo debajo de la piel, es una larva que migra, se traslada, puede provocar tétanos, entre otras infecciones y suele verse en pies, en las mujeres en los glúteos y abundan en las playas”, explicó Luzuriaga.
Ordenanza vigente
La existencia de las heces caninas y felinas puede significar un problema, pero con su adecuado tratamiento es posible evitar los resultados negativos en humanos. Actualmente en Posadas existe una ordenanza que establece la responsabilidad del cuidador del animal tanto en lo que corresponde a su salud como en la sanidad poblacional.
La “tenencia responsable de mascotas” establece que “será obligación de los cuidadores responsables que transitan con animales en la vía pública la utilización de correa, la recolección de excrementos o desechos en bolsas y la eliminación de los mismos en condiciones sanitarias adecuadas”. De no cumplirse lo estipulado, podrá recibir denuncias o multas según lo decida la Justicia.
La prevención
La problemática del exceso de excremento en espacios públicos puede combatirse al generar conciencia en la población sobre la correcta recolección, “el uso de la bolsita” y los guantes para desechar la materia fecal de las mascotas, además de fomentar la desparasitación, vacunación y esterilización.
“Es necesaria una buena campaña de educación sanitaria sobre el tema donde se le dé a la población información sobre cómo puede afectarnos físicamente a los humanos algunas cuestiones como las heces, no es solo una cuestión de limpieza de veredas y molestia al pisar desperdicios sino que puede acarrear problemas de salud; hay que cambiar la cultura de la recolección y el uso de la bolsa”, sostuvo Luzuriaga.
Números alarmantes
La ciudad capitalina en los últimos años incrementó su cantidad de habitantes y con ellos el número de animales de compañía que circulan al aire libre, a esos hay que sumar a aquellos perros y gatos sin hogar que diariamente defecan en lugares públicos transitados por niños y adultos.
El volumen de materia fecal acumulada en períodos de tiempos puede llegar a números alarmantes y en las grandes urbes es una dificultad visible.