No obstante, desde la Bolsa de Cereales advirtieron que de poder incorporarse al maíz tardío unas 400 mil hectáreas hoy afectadas por inundaciones se podría alcanzar 32.8 millones de hectáreas. Advirtieron que las bajas respecto de la campaña anterior se deben fundamentalmente a cinco años de ambientes húmedos y a las inundaciones acumuladas durante el 2017 en gran parte de Buenos Aires y La Pampa.
En cuanto al volumen de producción estimaron que pasaría de 122,8 a 121.6 millones de toneladas, pero que en un escenario optimista para maíz y de recuperación de área agrícola afectada por inundaciones este volumen podría incrementarse a 125.1 millones de toneladas y pasar de una leve caída a un leve incremento interanual.
Para los próximos 10 años prevén 143 millones de toneladas para la campaña 2026, bajo un escenario internacional con un menor crecimiento del consumo, afectando el comercio mundial.
Las conclusiones fueron presentadas por Agustín Tejeda, Esteban Copati, Juan Brihet y Ramiro Costa, especialistas de la Bolsa de Cereales que expusieron en el panel “Perspectivas para la Campaña 2017/2018 en la Argentina”, en el marco del lanzamiento de la Campaña Gruesa 2017/2018 que se realiza en la Bolsa de Cereales.
Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales, habló sobre la variación del margen bruto de la campaña 2017/18 respecto de la 2016/17 y precisó que “para el caso del trigo se está observando una mejora de 1.5 por ciento respecto en el margen bruto que estaban viendo los productores en la campaña 16/17 en la zona núcleo. En tanto que en la zona extrapampeana se ve un pequeño decrecimiento en el margen de 0.7 por ciento, lo que implica márgenes similares a los que veía en la campaña 16/17”.
“Para el caso del maíz se da tanto en la zona núcleo como extrapampaena una pequeña mejora del 2 por ciento; mientras que la soja es el producto que va a contramano del resto de los cultivos con un decrecimiento de entre 7 y 9 por
ciento, tanto para la zona núcleo como extrapampaena, motivado por menores precios”, indicó. En tanto que señaló que “en el caso del girasol se ve un aumento del 4 por ciento en el margen bruto para la zona núcleo y prácticamente el mismo margen que la campaña anterior para la zona extrapampaena”.
“Estos movimientos en márgenes tienen que ver con movimientos de precios de los granos y los insumos”, explicó Tejeda y precisó que “las opciones de mayor margen bruto son trigo/ soja de segunda y maíz, con 590 y 573 dólares por hectárea respectivamente, mientras que algo menor, en 512, se encuentra la opción soja para zona núcleo”.
En cuanto a costos, el economista jefe de la Bolsa de Cereales indicó que las opciones trigo/soja de segunda y maíz tienen costo por hectárea por encima de los 900 dólares”.
Por su parte, el Ing. Esteban Copati, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, indicó que “el área total pasaría de 32.9 a 32.4 de hectáreas implantadas”, pero planteo que existe un “mejor escenario incorporando 400 mil hectáreas más de maíz (de siembra tardía en zonas afectadas por inundaciones), estaríamos alcanzado 32.8 millones de hectáreas, todavía por debajo de la campaña pasada”, sumado a que “el año pasado tuvimos una expansión del área agrícola”.
En cuanto al volumen de producción anticipó que “pasaría de 122,8 a 121.6 millones de toneladas, pero en un escenario optimista para maíz y de recuperación de área agrícola este volumen podría incrementarse a 125.1 millones de toneladas y pasar de una leve caída un leve incremento interanual”.
Según cultivos, Copati señaló que “en la proyecciones de cultivo de verano 17/18 en trigo hemos elevado 5.2 millones de hectáreas el área implantada, sobre una superficie al cierre de campaña de 5,1 millones. Es un incremento de 100 mil hectáreas; mientras que en el caso de cebada se ha mantenido sin cambios”.
“Estos ajustes se dieron en el centro y norte de la región agrícola nacional, en zonas que no están afectadas o comprometidas por inundaciones. Eso eleva las estimación para 17/18 de 5.35 millones de toneladas publicadas la semana pasada a 5.45 millones de toneladas”, aseguró el especialista.
De esta manera, Copati precisó que “en su conjunto los cereales de invierno alcanzan una superficie de 6.2 millones de hectáreas”. “En solo dos campañas el área de trigo se expandió un 33 por ciento, la superficie de cebada también cayó en un 33 por ciento, pero en términos absolutos estamos hablando de 400 mil hectáreas”, indicó.
“En cultivos de invierno en tan solo dos años, el área se ha expandido un 20 por ciento. Estamos hablando de mayor sustentabilidad, mayor rotación, mayor eficiencia en el uso de recursos limitantes. Estamos teniendo una doble cosecha por unidad de superficie, lo que implica mayor demanda de trabajo por el lado de logística, transporte e infraestructura”, aseguró.
Respecto del volumen de producción de los cereales de invierno, Copati indicó que “se eleva a 20 millones de toneladas, con el trigo que pasa a 16.8 millones de toneladas y la cebada que se mantiene sin cambios”.
“La estimación de siembra de abril lamentablemente no se terminó concretando. Debido a los excesos hídricos y a las inundaciones, hubo mucha intención de siembra que no se terminó concretando y se sumaron lotes que se pudieron sembrar pero que se fueron perdiendo. Por eso, la proyección de abril cayó de 17.5 millones de toneladas a 17 millones de toneladas actuales. Lo que implica que en dos años hemos expandido un 46,5 por ciento el volumen aportado por cereales de invierno a la cosecha nacional”, precisó el jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales.
Al respecto, estimó que “hay más de 6 millones de hectáreas comprometidas, aunque no toda es área agrícola, que pone un techo a nuestra región agrícola para este ciclo. El área agrícola que podría estar afectada corresponde lamentablemente a más de millón de hectáreas. Estamos en riesgo de sacar un millón de hectáreas de la rotación de este ciclo”, advirtió Copati.
En cuanto a la Producción de soja, indicó que “se termina la campaña con un área de 19.2 millones de hectáreas sembradas y un volumen de producción de 57.5 millones de toneladas, con un rendimiento record nacional”.
“El área cayó, pero la producción no cayó porque hubo mayor inversión en tecnología que amortiguó la caída en términos de producción. Para el nuevo ciclo estamos previendo una caída de 18.1 millones de hectárea, con una producción de 54 millones, que se debe principalmente a un escenario de inundaciones, expansión del área de maíz, expansión del área de girasol en el norte y más superficie de trigo”, explicó el especialista.
En cuanto al maíz, Copati señaló que “el área se puede expandir de 5.1 a 5.4 y el volumen previsto sube de 39 a 41 millones de toneladas y esto se debe fundamentalmente a siembras tardías”. “Prevemos que va a seguir entrando agua al sistema y la siembra de maíz temprano se va a dar en zonas elevadas. A medianos de noviembre el escenario va cambiar y empieza a liberarse parte de ese millón de hectáreas que estamos descartando de la región agrícola para este ciclo”, indicó.
Al respecto, aseguró que “si se van recuperando aéreas, se espera que gran parte sea capitalizado por maíz tardío, con mejores márgenes y mejor
estabilidad de rendimiento. Bajo ese escenario puede expandir su área de 5.4 a 5.8 millones de hectáreas, es un incremento de 400.000 hectáreas y bajo este escenario alternativo, el volumen de producción podría ascender a 44,5 millones de toneladas”.
Asimismo, Copati sostuvo que “en girasol se ve una leve expansión del área de 1.7 a 1.8 millones de hectáreas y esto se debe a mayor intención de siembra en el norte del país. En términos de producción pasamos de 3.3 a 3.6 millones de toneladas”. En tanto que “para sorgo hay un leve incremento del área de solo 30.000 hectáreas, pero hay una caída en el volumen de producción de 3.2 a 3.1 millones de toneladas, y esto se debe a que va a pasar a ocupar ambientes de muy mala actitud agrícola, anticipó.
En su exposición, Juan Brihet, coordinador del Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica de la Bolsa de Cereales, se refirió a la genética de semillas en la campaña 16/17, donde, para el caso de maíz, aseguró que “Estamos utilizando mejores híbridos y aumentó el uso de germoplasma templado en busca de mayores potenciales de rinde”, además el nivel de cumplimiento de refugio se ubicó en el 23 por ciento a nivel nacional.
“Hay una mayor área de maíz, con una densidad promedio en 62.800 plantas por hectárea y hasta 74.000 en regiones núcleo. En el caso de la soja se observó mayor utilización de semilla pre-inoculada y de genética para mejorar el manejo de malezas e insectos”.
“Tenemos un mercado de semillas de 1220 millones de dólares y para la próxima campaña se espera un aumento del 4 por ciento en el nivel de inversión, a 1165 millones de dólares”, precisó.
Brihet indicó que además “aumentó el uso de siembra directa en la Argentina, con una importante mejora en la sustentabilidad del sistema”. “Veníamos de una caída sostenida y ahora se alcanza el 91 por ciento del área agrícola con siembra directa”.
Tras destacar que “es importante la variabilidad que existe en los sistemas productivos”, aseguró que “mejoró también la fertilización de los cultivos” y que “se espera un aumento del 4 por ciento en el volumen de fertilizantes”, que para los cultivos bajo estudio llegarìa a 2.8 millones de toneladas, traccionado principalmente por los fertilizantes nitrogenados”.
“Estamos yendo hacia productos de mayor concentración y de menor volumen de aplicación”, enfatizó, y agregó que “la tendencia es a mejorar las buenas prácticas, complejizando el manejo de malezas en la Argentina” y con una “tendencia a aumentar el uso de herbicidas selectivos”.
En el cierre del panel, Ramiro Costa, subdirector Ejecutivo de la Bolsa de Cereales, anticipó que “el Producto Bruto conjunto de las cadenas de la Soja,
Maíz, Trigo y Girasol alcanzará durante la campaña 2017/18 los 29 mil millones de dólares”.
Costa indicó que “las principales fuentes de incertidumbre son respecto de la producción, por excesos hídricos y los precios, especialmente en el caso de la soja y sus subproductos, como la harina de soja”.
“Para esta campaña tenemos un pequeño decrecimiento de producto bruto total de las cuatro cadenas respecto de 16/17 del 1.1 por ciento, explicado fundamentalmente por lo que está sucediendo en la cadena de la soja, que mostraría una retracción de 3.8 por ciento”, enfatizó.
No obstante, indicó que “en cambio, maíz, trigo y girasol muestran un crecimiento. En el caso de maíz de 2.4 por ciento, de trigo el 1 y de girasol del 9 por ciento”.
“En el caso de que las zonas comprometidas por exceso hídrico puedan incorporarse por siembra tardía de maíz se puede pasar a un crecimiento del producto bruto total de las cadenas, traccionado por maíz que en vez de crecer al 2.4 lo haría al 7.3 por ciento”.
Costa se refirió también al cambio de políticas públicas, que “con la eliminación de derechos en todos los complejos salvo en el sojero que bajaron, hemos tenido un salto del producto bruto de valor agregado en el campo argentinos en las principales cuatro cadenas”.
“En trigo y girasol, en solo dos campañas duplicamos el producto bruto. La cadena de maíz un crecimiento del 19 por ciento y en la soja en dos campañas del 7 por ciento. Para las cuatro cadenas, en dos campañas el producto bruto ha crecido un 20 por ciento lo que representa 4.400 millones de dólares de valor agregado a la campaña anterior”, precisó Costa.
“La producción Argentina para la campaña 2026 alcanzaría las 143 millones de toneladas, pero esta estimación podría variar con respecto a las señales de los precios internacionales”. “Si los precios bajan 20 por ciento, se alcanzarían 131 millones de toneladas y si suben 20 por ciento, 153 millones de toneladas”.
“Esta es la campaña de la sintonía fina, donde se juega la competitividad”, indicó Costa y aseguró que “este es un escenario conservador, pero el potencial es mucho mayor”.
“Superar los cuellos de botella de tecnología, en acceso a mercados, en gestión de riesgos y en infraestructura que condicionan las estimaciones, el potencial es muy grande, y el desafío aún mayor, concluyó Costa.