El panorama continúa complicándose para que el biodiésel argentino regrese pronto al mercado norteamericano. Ayer el Departamento de Comercio de Estados Unidos aplicó aranceles provisorios de hasta el 70% para el producto local.
Esta resolución es la respuesta al proceso de investigación por dumping que se inició en marzo de este año -a pedido de los productores de Estados Unidos - y acompaña a la medida anterior que decretó aranceles de hasta el 64% por presuntos subsidios.
De esta manera los dos cuestionamientos que se iniciaron a comienzos de año resultaron en medidas proteccionistas por parte de la administración de Donald Trump, además de la paralización total de las ventas de la Argentina a este destino que durante el año pasado representó ingresos por u$s1.200 millones.
Quizás uno de los puntos más llamativos - y que suman al anecdotario de las ideas y vueltas diplomáticas- es que la resolución se conoce justamente pocos días después de que el presidente Mauricio Macri mantuviera una conversación telefónica con su par Donald Trump con el fin de destrabar el conflicto.
Así es que luego de la charla entre los mandatarios desde la Casa Blanca anunciaron que los cerdos norteamericanos estaban muy cerca de ingresar a nuestro mercado y en el Gobierno argentino se esperanzaban con el regreso del biocombustible a Estados Unidos, pero ahora la realidad demuestra que el horizonte está por lo menos nublado.
Según adelantó Wilbur Ross, secretario de Comercio de Estados Unidos, la decisión final se tomará a partir de enero del próximo año y por el momento la aplicación de estos aranceles significa claramente el cierre de este mercado.
Lo sorprende es que la historia vuelve a repetirse porque Macri viajó al país del norte en abril -un mes después de que EE.UU. inciara el proceso de investigación y las ventas virtualmente se paralizaran- y luego de su encuentro con Trump declaró que la negociación estaba encaminada.
Pasaron los meses y no hubo novedades significativas, en el interín vino a la argentina el vicepresidente norteamericano Mike Pence, que se llevó la promesa de la apertura de nuestro mercado para la carne porcina. Mientras tanto la Argentina seguía esperando por el biodiésel.
La respuesta oficial llegó en agosto cuando la administración de Trump decretara aranceles de hasta el 64% por el proceso que denunciaba que el producto nacional recibía subsidios internamente.
Ahora la situación parece todavía más compleja porque los dos procesos -aranceles y dumping- resultaron desfavorables para la Argentina y lo cierto es que hasta el año que viene no habrá más novedades y el mercado seguirá cerrado.
El quid de la cuestión y que también generó el conflicto con la Unión Europea son las retenciones a la soja. Mientras que el poroto tributa el 30%, y el aceite -materia prima del biocombustible- el 27%, el biodiésel apenas el 0,13%.
Así es que Estados Unidos pidió revisar esta cuestión para avanzar en la negociación, porque lógicamente hoy es más conveniente exportar de la Argentina biodiésel que cualquiera de los otros dos productos.
Así es que, una vez más, todos miran a las retenciones del biodiésel porque suena con más fuerza el rumor -muy a pesar de la industria- de que el Gobierno argentino aplicaría una suba para no continuar perdiendo mercados y entrar en conflictos comerciales en el plano internacional.
Comunicación oficial. La resolución anterior aplicaba aranceles de hasta el 64%. Ahora se suma la decisión por la demanda de dumping.