La campaña norteamericana de los principales cultivos de verano va llegando a su fin, mientras cobra máxima atención la marcha de la siembra de la campaña gruesa en la región de América del Sur.
En Brasil, la implantación de soja sigue un poco atrasada, aunque las lluvias recientes mejoraron bastante las perspectivas productivas de varias regiones de ese país.
En nuestro país, también avanza la siembra y las recientes lluvias mejoraron el perfil para facilitar la continuación de esta tarea, aunque sigue instalado el temor a que la corriente de “La Niña”, asociada a la posibilidad de sequías en el sur de Brasil y en la región central pampeana, pueda contribuir a un mal resultado en esta campaña.
Llevamos varios años de crecimiento productivo ininterrumpido que afortunadamente fueron acompañados de un incremento sostenido de la demanda, circunstancia que evitó una caída más pronunciada de las cotizaciones.
En su último informe de oferta y demanda global, el USDA anticipó que las importaciones de soja por parte de China llegarán a los 97 millones de toneladas, aunque la mayoría del mercado aspira a ver superar la marca de los 100 millones de toneladas.
El dato que surge del crecimiento de la demanda es más estructural que el de la oferta.
Pese a haberse evidenciado un crecimiento muy marcado en la oferta de granos, principalmente de la mano del exponencial crecimiento biotecnológico, el aumento que registra la demanda se seguirá sosteniendo en el tiempo, en tanto que las disponibilidades de granos seguirán supeditadas a los avatares climáticos, cada día más erráticos e impredecibles.
Más allá de esto, y en el corto plazo, el mercado se encuentra presionado por este circunstancial exceso de oferta, incrementada recientemente con la cosecha récord de los EE.UU.
Esta tendencia seguramente nos acompañará hasta el final de este año y, probablemente, contemos con un escenario de precios más benigno a partir de la segunda mitad del primer trimestre de 2018, cuando se monitoree de cerca la marcha de la campaña sudamericana.
Si observamos la evolución de las cotizaciones de los granos en lo que va del corriente año observamos una muy escasa volatilidad en comparación con otras campañas.
Además de la escasa dispersión de las cotizaciones, también vemos que los precios apenas se han modificado en el curso de este año.
Las cotizaciones del poroto de soja en Chicago registran, desde enero a la fecha, una merma de apenas un 0,7%.
El mayor recorte en las cotizaciones corresponde al aceite de soja que, en el corriente año sufre una corrección del 1,5%.
Por su parte, los precios del maíz suben un discreto 1,3%, mientras que las cotizaciones de la harina de soja mejoraron en el año un 3,3%.
Una mención aparte merece el trigo, que obtiene la mejor performance entre todos los granos con una mejora del 8%, a pesar de un escenario productivo altamente holgado en Europa y en la región del Mar Negro.
La interpretación a este fenómeno radica en que los precios del trigo fueron muy afectados en la campaña precedente, anticipándose a este exceso de oferta mundial.