El Ingeniero agrónomo de profesión, Juan Balbín es el presidente del INTA, designado formalmente mediante el decreto 1090/2017 publicado hoy en el Boletín Oficial, en reemplazo de Amadeo Nicora. Fue titular de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) hasta 2013, cuenta con estudio de posgrado en Agronegocios dictado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y es egresado del Centro de Estudios e Investigación para la Dirigencia Agropecuaria (Ceida) de la Sociedad Rural Argentina.
Con el foco puesto en generar trabajo genuino para el desarrollo de los territorios, en la primera entrevista como presidente del INTA, habló sobre la impronta que le gustaría dar a su gestión, el rol que debería desempeñar el instituto en el desarrollo del país y cómo enfrentar los desafíos que plantea el futuro próximo.
En línea con el rumbo agroindustrial del gobierno nacional, ¿cuál es el rol que debería desempeñar el INTA?
Es un pedido puntual de nuestro ministro: el INTA tiene la enorme ventaja de la territorialidad y él lo mira y lo plantea desde el rol que tiene en generar y en potenciar las actividades que realizamos para la mejora de toda la agroindustria, no sólo del sector agropecuario. La enorme ventaja es que el INTA tiene una potencialidad en todo el abanico, desde la investigación hasta la extensión pasando por todos los procesos duros y poder aplicarlos en una mejora y en un último proceso que es generar trabajo digno en la Argentina.
¿El INTA está desarrollando eficazmente esta función o requiere de algunos ajustes?
Lo que hay que hacer es enfocar al INTA en esta función. Hay una línea de trabajo y me parece que nos ayuda a priorizar, sobre todo con recursos muchas veces escasos. Tenemos que ver realmente cada decisión que tomemos qué impacto tiene sobre el país y qué impacto tiene en esa agroindustria y en ese territorio y de acuerdo a eso priorizarlos. No creo que estemos muy desenfocados. Son algunos ajustes sobre todo en cómo priorizamos algunos recursos y algunas actividades y qué rumbo le damos a determinadas investigaciones.
En virtud de esto, sumado a la impronta que le gustaría dar a su gestión, ¿entiende que hay áreas de la institución que deberían atravesar un proceso de revisión?
Se ha generado en estos años un avance a una velocidad enorme en lo que es la tecnología y cómo ésta cruza decisiones y procesos que hemos tomado a lo mejor hace 2, 4, 6 u 8 años. Entonces tenemos que lograr una mayor flexibilidad en cómo alinear esas decisiones que estuvieron bien tomadas en su momento, pero que muchas veces procesos tecnológicos o realidades ambientales, de cambio climático, realidades productivas o hasta enfermedades nos han cambiado determinados ejes y cómo esos ejes los tenemos que volver a poner sobre las necesidades concretas que tiene hoy el país.
Considerando que los pilares sobre los cuales se desempeña el INTA son la investigación y la extensión y la articulación de ambos es un valor diferencial del instituto, incluso más allá de las fronteras de la Argentina, ¿le falta algo a esa articulación? ¿se debería reformular?
Todo lo que está hoy tiene lugar, ese reenfocar lo vamos a repensar y lo vamos a trabajar rápidamente, pero el foco fundamental es ponernos a disposición de un país que necesita soluciones de problemas, algunos urgentes. Tenemos problemas en apariciones de enfermedades, desde lo citrícola hasta problemas con insectos como estamos teniendo en estos últimos días con el tema de langosta, y también un mundo que nos mira y muchas veces se auto protege con barreras para arancelarias de enfermedades o de supuestos problemas sanitarios. Todo eso tiene que estar englobado en una política clara de desarrollo y creo que estamos bien orientados, tenemos que hacer foco. Hay cosas que se van a ir readaptando y eso es algo lógico en una entidad como la nuestra, porque demuestra que es algo vivo.
¿Tiene un diagnóstico hecho o una percepción acerca del trabajo de extensión del INTA?
Se está terminando un trabajo de diagnóstico de la extensión y tengo una percepción. Si hay algo que se está repensando hoy a nivel mundial es la extensión. La extensión también está cruzada por procesos tecnológicos, desde los celulares hasta todo el bombardeo que tienen de información los productores. Cómo los institutos tecnológicos se readaptan a esa nueva realidad es un desafío mundial, no es un problema sólo de Argentina. Me ha visitado gente de Australia y de Nueva Zelandia planteando el mismo problema. Estados Unidos también está en un replanteo. Creo que es una de las cosas más dinámicas que están pasando en este momento y más complejas en cómo resolverlas. Por otro lado, el INTA está terminando un proceso de revisión de su extensión y me parece un desafío enorme.
¿Cuál es su valoración con respecto a la articulación que debe tener una institución como el INTA con otras del sector público y con el sector privado?
En los nuevos paradigmas de investigación no concibo una investigación en un solo instituto o en un solo plano. A futuro cualquier tipo de proyecto que nos desafiemos a encarar va a tener que estar sí o sí cruzado por organismos públicos y privados y no solo nacionales si no también extranjeros. Me parece que hoy el conocimiento fluye de una manera y tiene una dinámica que es imposible pensarlo en un territorio o en un marco de un determinado instituto. Estoy totalmente convencido de que vamos no sólo a trabajar en conjunto sino también ver las capacidades de cada uno y no solaparnos. Otro de los desafíos que tenemos es tanto con el Conicet, con el Ministerio de Agricultura, como con los institutos de tecnologías que hay es tratar de no duplicar esfuerzos porque estamos en un momento del país con recursos restringidos. Tenemos que ser lo más eficientes posible en cómo aunar y eficientizar esos procesos para que le sirvan al país. No es nada fácil. Es otro desafío internacional hoy: cómo interactuar y cómo desarrollar las capacidades con recursos limitados.
¿Qué quisiera dejar en el INTA al final de su gestión?
Si hay algo que me gustaría que me valoren es el aporte que hagamos al desarrollo del país.
¿Qué quisiera que el INTA le aportara al desarrollo del país?
Lo veo absolutamente alineado al INTA: veo una investigación básica, veo un desarrollo de esa investigación y una extensión llegando a los productores. Creo que el desafío más grande que tenemos hoy es pasar de un asistencialismo monetario a un asistencialismo con herramientas que le permitan a gente que está hoy muy necesitada pasar a ser pequeños productores o pasar a ser trabajadores en posibilidades de ascenso. Dar las herramientas para que esa gente salga de la realidad que tiene hoy y pase a estar en un plano superior. Ese es mi desafío.