El Ministro de Energía, Juan José Aranguren se reunió con las empresas productoras y refinadoras de petróleo para plantearles la posibilidad que no aumenten los importes de naftas y gasoil por un lapso de 60 días. El funcionario explicó que se trataría de una medida “temporal” y que las compañías podrán seguir con los incrementos más adelante una vez que se descomprima la inflación.
Las empresas tienen en carpeta una suba que rondaría el 14 por ciento debido al aumento del barril de petróleo Brent, que ayer alcanzó los 76 dólares y a la cotización del dólar que supera los $ 22. Sin embargo Aranguren explicó que no cree conveniente una decisión de esa índole, al menos por ahora.
Tiene de su lado a YPF, que tiene el 55 por ciento del market share. El resto, que se mueve de acuerdo a su política comercial, se plegaría a la estatal para no resignar clientes.
Como contrapartida, Aranguren no movería el impuesto a la transferencia a los combustibles, el cual debería ser revisado en junio. Haría uso del tan mentado “amortiguador“, incluso disminuyéndolo para atenuar la trepada de los costos.
De concretarse el acuerdo, las Estaciones de Servicio deberán resignar rentabilidad ya que muchos de sus insumos están dolarizados, mientras que los surtidores permanecerán sin cambios. “Nosotros no fuimos convocados, en esta discusión somos de piedra”, afirmó un importante directivo expendedor que prefirió mantener su nombre en reserva.
En 2017, la suba del precio de las naftas estuvo por encima de la inflación ya que aumentó 32 por ciento contra un 25 del alza del costo de vida. Este año hubo ajustes en enero, febrero y abril, totalizando un alza cercana al 18 por ciento.