YPF aumentó ayer los precios de los combustibles, aplicando un 5% en el litro de nafta super y gasoil, y un 8% en los productos premium. La nafta super pasó de $26,5 a $27,83 y la de mayor calidad de $30,74 a $33,20, mientras el gasoil fue desde $23,05 a $ 24,20, y el premium de $26,86 a $29,01.
El movimiento será seguido hoy por las otras petroleras, pero está definitivamente caído el acuerdo de precios que impulsó el ex ministro Juan José Aranguren en mayo y junio y que preveía un incremento del 3% para este mes.
Según una fuente de YPF informó a Ámbito.com, ya no hay acuerdo de precios con el Gobierno y tampoco con las otras refinadoras. Esto puede significar que las otras firmas como Shell o Axion de Pan American Energy apliquen las mismas subas, mayores o inferiores, pero de hecho limitadas porque la petrolera controlada por el Estado tiene el 55% del mercado.
Se presume que esta decisión de YPF se tomó tras el encuentro que mantuvo el ministro Nicolás Dujovne con el titular de la petrolera, Miguel Gutiérrez, el jueves pasado. Se entiende además que es un intento por no dar marcha atrás con la liberación de precios para no desalentar inversiones y no llevar a una situación insostenible el valor de la acción de YPF, que el viernes perforó el piso de u$s14 y terminó en u$s13,58 en Nueva York, y al mismo tiempo no crear fuerte malestar en la sociedad ni tampoco asestar un golpe duro al índice de inflación de julio.
Sin embargo, el aumento puesto en marcha implica desde ya más de un punto en el índice de precios al consumidor de este mes, y la inversión dependerá no solo de los valores al público. Según la misma fuente de YPF este es un momento de transición en camino a la plena normalización de los precios para alinearlos con los mercados internacionales.
La decisión de la petrolera, y en última instancia del propio Gobierno, genera incomodidades en las otras petroleras. En las refinadoras porque ya no hay horizonte de precios como en los acuerdos que propiciaba Aranguren. No hay certezas de cuándo se recompondrán los valores en los surtidores trasladando toda la incidencia de la devaluación y del avance en el precio del petróleo. Para algunos, ese desfasaje ya supera el 30% al que habrá que restarle el aumento que se practique ahora, aunque falta ver en qué punto se estabiliza el tipo de cambio y qué sucede en el mercado internacional.
En tanto, las productoras de crudo que no refinan podrían vender ahora según la cotización internacional, pero habrá que ver cómo reaccionan las refinadoras. De hecho la refinería ubicada en Bahía Blanca que pertenece a la holandesa Trafigura, no está operando desde el 12 de junio, y Shell dio indicios de no aceptar los precios alineados a los internacionales antes de que Aranguren decidiera fijar en junio un precio local inferior al internacional.