El sitio agropecuario estadounidense Agri Pulse adelantó la semana pasada que hoy lunes el USDA anunciaría un programa de ayuda de 60 dólares por tonelada de soja para compensar a los farmers por la pérdida de precios originada por la “guerra comercial” con China.
Tenían buena información: hoy el secretario de Agricultura de EE.UU, Sonny Perdue, anunció un paquete de ayuda “para asistir a los productores en respuesta a los daños comerciales generados por las injustificadas represalias tomadas por naciones extranjeras” (en referencia a China).
Si bien 60 u$s/tonelada es mucho dinero –equivale a un diferencial de casi el 20% sobre la base del valor de la soja disponible en el Midwest– el monto total destinado al programa (3629 millones de dólares), si tuviese que repartirse entre todos los productores en función de la cosecha estadounidense proyectada para este año, alcanzaría apenas para un subsidio del orden de 28 u$s/tonelada.
Esa brecha se explica porque la letra chica del programa –denominado Market Facilitation Program (MFP)– indica que el subsidio no será para todos, sino para aquellos farmers que hayan tenido un ingreso fiscal inferior a 900.000 dólares calculado en el promedio ponderado de los ejercicios 2014, 2015 y 2016.
Los solicitantes también deben cumplir con las disposiciones de las regulaciones establecidas en el programa de “Tierras altamente erosionables y conservación de humedales” (Highly Erodible Land and Wetland Conservation).
Además de la soja –que es el cultivo más beneficiado por los subsidios– el programa comprende ayudas de menor proporción para el sorgo, trigo, maíz y algodón. También incluye un subsidio de 8,0 dólares por cerdo comercializado y de 0,002 u$s/litro.
“El pago inicial del MFP se calculará multiplicando el 50% de la producción real total del productor en 2018 por la tasa aplicable de MFP”, informó hoy el USDA. Aunque aclaró que “los pagos de MFP tienen un tope máximo por persona física o jurídica de hasta 125.000 dólares para producción de cerdos y lácteos de manera combinada”, indicó el USDA. “Los pagos de MFP también están limitados a un valor máximo combinado de 125.000 dólares para maíz, algodón, sorgo, soja y trigo”, añadió.
El USDA además implementará un programa de compras de productos agropecuarios –que serán destinados a ayuda social– con el propósito de contribuir a sostener los precios internos de determinados alimentos.
Entre los principales beneficiarios de la medida se incluyen la carne porcina con un paquete de compras de hasta 558,8 millones de dólares, seguido por las manzanas (93,4 M/u$s), pistachos (85,2 M/u$s), lácteos (84,9 M/u$s), naranjas (55,6 M/u$s), uvas (48,2 M/u$s), arroz (48,1 M/u$s), papa (44,5 M/u$s), nueces (34,6 M/u$s) y arándanos (32,8 M/u$s), entre otros.
Además se empleará un monto de 200 millones de dólares para promover mercados externos alternativos para productos agropecuarios estadounidenses afectados por represalias comerciales.
A comienzos de marzo de este año Trump decidió imponer aranceles del 25% y el 10% a las importaciones de acero y aluminio –respectivamente– provenientes de todas las naciones del mundo menos México y Canadá. Posteriormente se aplicaron excepciones a otros países menos a China. La respuesta del gobierno de la nación asiática a esa medida fue aplicar –a partir de abril– un arancel adicional del 25% sobre el valor CIF de las importaciones de productos porcinos provenientes del EE.UU. Además aplicó un arancel adicional del 15% sobre las importaciones estadounidenses de champaña, vino embotellado, alcohol etílico, ginseng, frutos secos (almendras, avellanas, pistachos y nueces) y una extensa lista de frutas, entre las cuales se incluyen paltas, naranjas, pomelos, limones, manzanas (tanto frescas como deshidratadas), uvas, pasas de uvas, frutillas (tanto frescas como congeladas), sandías, arándanos, duraznos, cerezas y kiwis. Posteriormente aplicó un derecho antidumping del 178% sobre el sorgo estadounidense.
El segundo capítulo de la “guerra comercial” se presentó a comienzos del presente mes de julio, cuando Trump implementó un arancel del 25% sobre diversos productos industriales chinos por valor de 34.000 millones de dólares, lo que generó, por parte del gobierno chino, una nueva represalia comercial que incluyó un arancel del 25% sobre el poroto de soja estadounidense, entre otros productos afectados.