La industria de alimentos y bebidas nucleada en la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), se encuentra trabajando en medidas que permitan aliviar las urgencias financieras y tributarias de cada uno de los 37 sectores nucleados en la entidad.
Considerando el gran aporte que asumen los sectores productivos con las últimas medidas anunciadas, el sector considera importante la mesa de dialogo intersectorial con el Ministerio de Producción en pos de encontrar en el rumbo de competitividad estratégica, un marco de razonabilidad alineado con la situación coyuntural de emergencia.
La industria de alimentos y bebidas lleva acumulada una baja del 2,1% en actividad, con un promedio del 60% de utilización de la capacidad instalada. La presión tributaria (nacional, provincial y municipal) varía entre el 40 y el 50% dependiendo el sector siendo en términos comparados de los niveles más altos del mundo. La irrazonable estructura tributaria no sólo afecta a la industria: retroalimenta la evasión y restringe el empleo formal.
En este sentido, se manifiesta que no puede abandonarse el espíritu de la reforma, aprobada en el mes de diciembre pasado, y en especial el compromiso asumido en el marco del Pacto Fiscal con las provincias en materia de ingresos brutos, con fuerte incidencia en toda la cadena agroindustrial, la que además enfrenta día a día a las complejidades de los regímenes de recaudación con elevados costos financieros que genera la propia instrumentación al interior de las distintas jurisdicciones.
“Los empresarios están dispuestos a compartir esfuerzos y esperamos lo mismo del Estado para que el equilibrio fiscal se alcance más rápidamente y se preserve a las empresas, en particular las PYMES y economías regionales” expresó Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL. “No es posible postergar la reducción de Ingresos brutos y otras tasas, que en conjunto pueden representar hasta el 10% del costo de un producto”, amplió Funes de Rioja.
Asimismo, la entidad reitera la necesidad de mantener el Dto. 814, considerando que, en este contexto, ayuda a paliar, entre otras cosas, los costos logísticos para la comercialización de productos de economías regionales, que en algunos casos llegan a representar hasta el 30% de la facturación total, sin perjuicio de ser un incentivo para la “formalización” de empresas y empleo, particularmente en el interior del país.