ROMA.- Los países ricos deberían animar a los consumidores a que coman menos carne y ayudar a los granjeros a hacerse más amigables con el medio ambiente, señala una campaña, en un momento en que aumenta la presión para limitar el calentamiento global.
El ganado, criado en gran parte para extraer su carne y leche, es responsable de aproximadamente el 14,5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Si queremos que el aumento de la temperatura de la Tierra se mantenga por debajo de los 2 grados, especialmente por debajo de los 1,5 grados (...), entonces debemos abordar este consumo excesivo de productos animales”, dijo Nusa Urbancic, directora de campaña de Changing Markets Foundation (”Fundación Cambiando Mercados”), un grupo de presión.
El mundo corre el riesgo de oleadas de calor sofocantes, lluvias extremas y cosechas cada vez menores, a menos que se realicen esfuerzos sin precedentes para mantener el aumento de la temperatura de la Tierra en 1,5 grados Celsius, dijo la semana pasada la ONU.
El consumo de carne es más del doble de los niveles recomendados para dietas saludables en Estados Unidos y gran parte de Europa, dijeron Changing Markets Foundation y Mighty Earth (”Tierra Poderosa”), que tiene su sede en Washington, en un informe que pide una reforma de la industria de alimentos. Reducir los productos animales de la dieta sería “una forma relativamente fácil y barata” de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y liberar las tierras para la conservación y el almacenamiento de carbono, dijeron.
Por ejemplo, la persona promedio en Reino Unido come más de tres veces la cantidad diaria de 70 gramos de carne roja o procesada recomendada por el gobierno, según el informe.
Pese a que cada vez más personas se están volviendo veganas y vegetarianas, sobre todo los jóvenes, los gobiernos continúan subsidiando los métodos intensivos de producción de carne y productos lácteos que exacerban el cambio climático, dijo.
“En Europa y Estados Unidos se gasta mucho dinero público en subsidios agrícolas, pero muy poco se destina a medidas ambientales”, dijo Urbancic a la Fundación Thomson Reuters, solicitando más apoyo para la agricultura orgánica.
Hay una “sorprendente ausencia” de políticas gubernamentales para alentar a los consumidores a comer menos carne y promover alimentos alternativos bajos en carbono, a diferencia de los sectores de energía y transporte, donde las reformas reciben apoyo, dijeron. (Reporte de Thin Lei Win, de Thomson Reuters)