El dato acerca de que el cultivo de cannabis medicinal genera a nivel mundial un valor bruto de 60 mil millones de dólares sorprende a muchos. De eso habló en Radio Campo el médico veterinario Marcelo Zysman en su columna semanal.
Para contrastar, el especialista recordó que -por ejemplo- Argentina genera unos 30 mil millones de dólares con la soja. Además, adelanta que el cannabis va a tener mayor crecimiento a nivel mundial por los beneficios para los productores que llaman a cambiar de cero la legislación de los países.
Esta planta produce una serie de alcaloides -unos 104 más precisamente- con probados efectos medicinales. Al ser un cultivo que puede implantarse prácticamente en todo tipo de tierras, en un corto plazo generaría una importante fuente de ingresos, porque la industria médica y farmacéutica requerirían cada vez mayor volumen en función del crecimiento que está teniendo.
Argentina no se queda afuera de esta tendencia, explica, y remarca que -de hecho- se ha conseguido estandarizar un tipo de semilla, es decir, tener una genética pura. También se logró que dos facultades de Universidades públicas como las de Rosario y La Plata tengan servicios biológicos capacitados para hacer un estudio específico que muestra cuánta concentración de cada alcaloide contiene la planta.
Esto posiciona al país en un lugar de privilegio a la hora de ofrecer calidad y cantidad. Si bien admite que en Argentina el cannabis tiene mayor relevancia medicinal a partir de las convulsiones refractarias, como especialista en dolor resalta que cada vez más se trabaja el aceite como incorporación de sustitutos para personas con problemas neurológicos.
Por último, el médico veterinario sacó a la luz algo no escuchado acerca de este cultivo: podría servir para dar de comer a los animales. Así como las papeleras ya no depredan árboles sino que usan restos de la caña de azúcar para hacer papel, se demostró que esto también es posible. Requiere de cierta tecnología que no es cara, y se usa para amortiguar el impacto de determinados alcaloides que quedan en la planta, y sirve perfectamente como sustituto forrajero.
En Argentina se usa desde tiempos inmemorables el cáñamo, antecesor más común del cannabis, utilizado por ejemplo para la suela de las alpargatas. En este caso, ofrece una oportunidad basada en un win-win (ganar-ganar) porque puede satisfacer la producción local de alto nivel para los requerimientos de la industria farmacéutica y adicionalmente dar de comer a los animales.
Así, el país necesitará romper algunos mitos y tabúes, explica, para poder generar un espacio importante de producción genuina de un producto que el mundo requiere. “Tenemos tecnología, tenemos capacidad, tenemos terreno ocioso del Estado, y la necesidad de dar trabajo a muchas comunidades, y podríamos abastecer necesidades tanto agropecuarias como de la industria médica”, concluyó.