Desde la antigüedad, las plantas aromáticas ocupan un lugar destacado debido a sus propiedades como remedios caseros para diversas dolencias, que van desde los problemas digestivos hasta afecciones en la piel, como así también su aporte al arte culinario. Desde el programa ProHuerta, que conducen el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación y el INTA, subrayan la importancia de incorporar las aromáticas a la huerta para que, asociadas con las hortalizas, dificulten la invasión de los insectos.
En este sentido, Francisco Pescio –especialista del INTA AMBA y autor del libro “Mi casa, mi huerta”– recalcó la importancia de realizar un buen diseño de la huerta orgánica a fin de garantizar que sea autosustentable, apoyado en los principios de la agroecología. A su vez, subrayó: “Las aromáticas tienen gran importancia en la asociación con hortalizas en las huertas”.
Para Pescio, es clave diseñarla sustentados en el principio de la biodiversidad combinando variabilidad de colores, olores y especies, intercalado con aromáticas. “Esto genera condiciones que ayudan a repeler y espantar posibles insectos dañinos”, explicó.
De acuerdo con Pescio, cuando los insectos arriban a un sistema agroecológico diversificado perciben una variedad de olores y colores, típicas de cada especie de hortalizas, flores y aromáticas que los confunde, los desorienta y los ahuyenta. “Estas asociaciones producen un efecto combinado, que tiene como resultado un ambiente que dificulta la invasión de los insectos”, indicó.
“Los animales y las plantas viven en un mundo de comunicación química”, explicó Pescio y detalló que ambos tienen la capacidad de detectar a cierta distancia las sustancias volátiles que producen aromas en las plantas.
Este fenómeno es bien conocido por las plantas que, si se aprovecha, producen sustancias que interfieren en el mecanismo de comportamiento de los insectos, ya sea para espantarlos o para atraer a otros insectos benéficos.
Hortalizas y aromáticas: socios en la huerta
Las asociaciones con plantas semiperennes se refieren a la sinergia que producen las hortalizas y las aromáticas. Por ejemplo, el romero, la lavanda y el tomillo son plantas aromáticas que, al colocarse generalmente en los extremos de los canteros y en los bordes, siempre generan una asociación benéfica.
Con respecto a las aromáticas como la manzanilla y la albahaca, las asociaciones deben ser anuales. En este punto, Pescio recomendó las clásicas conocidas como la albahaca y el tomate para ahuyentar insectos en general, moscas y mosquitos, o bien la yerba buena, la ortiga y el ajo para repeler pulgones e insectos en general.
También se refirió a la combinación del romero, el repollo y la salvia, sumado a la asociación de borraja con tomate para evitar las orugas cortadoras.