El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) junto a la compañía multinacional Corteva Agriscience lanzaron la segunda edición de la publicación que suma -a la anterior - ocho nuevos textos a este retrato poderoso de la situación de las mujeres rurales en el mundo y las acciones que pretenden respaldarlas. La presentación se dio en 14 países del continente americano en simultáneo. En Buenos Aires se llevó a cabo en el Salón de los espejos, del Palacio San Martín.
‘Luchadoras’ brinda una mirada de América Latina y el Caribe, al tiempo que nos lleva a Europa y Asia para compartir los desafíos que a nivel mundial deben abordarse para resolver las inequidades que enfrentan las mujeres y cumplir el sueño de un mundo más justo, más saludable y más próspero. Mejorando la vida de las mujeres y, en especial de las mujeres rurales, se puede aportar al logro de ese sueño.
"Esta iniciativa le da espacio a distintas voces distinguidas que a través de su conocimiento, influencia y actitudes contribuyen a cerrar la brecha de género que existe en la agricultura", expresó Jimena Giralt, gerente de Comunicaciones del sector Cono Sur de Corteva Agriscience, en diálogo con Palabra de Campo -por Radio 10-.
Para la puesta en marcha, Corteva entrevistó durante el 2018 a unas 4200 mujeres de 17 países en las siete regiones del mundo para entender el modo de vida y las dificultades para insertarse laboralmente en el sector agrícola.
"Sabemos que la inserción de la mujer rural en el agro para poder generar mayor alimento es clave, la ONU dice que si las mujeres tienen las mismas oportunidades de recursos productivos que los hombres -agua, tierra, créditos financieros-, son capaces de producir entre un 20 a 30 % más de alimento. Con lo cual, la inserción de la mujer en el agro no es una elección sino que para alimentar al mundo en los próximos 30 años, necesitamos que más mujeres estén realizando tareas agrícolas", destacó Giralt.
La publicación cuenta que las mujeres producen la mitad de los alimentos en el mundo y hasta un 80% en los países en desarrollo, pero aún así siete de cada 10 personas con hambre en el mundo son mujeres, poseen menos del 15% de las tierras y menos del 2% de las propiedades en los países en vías de desarrollo. Que estas reciben solo el 10% de los ingresos pese a realizar dos tercios de todo el trabajo. En el mundo, de los 800 millones de personas analfabetas, las mujeres rurales constituyen hasta dos tercios.
Las mujeres en zonas rurales tienen los peores índices de empleo y de acceso a los servicios básicos, y predominan en trabajos informales y de baja calidad y de más baja remuneración. Si tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres rurales, el rendimiento de sus cosechas aumentaría entre 20 y 30%, con una reducción del hambre de entre 12 y 17%.