Al mediodía el presidente Mauricio Macri recibió en la residencia de Olivos a su par brasileño, Michel Temer, con quien buscará reimpulsar las relaciones bilaterales entre ambos países.
Tras encontrarse en los jardines de Olivos, ambos presidentes se sacaron la foto oficial, y de inmediato se reunieron con la presencia de los cancilleres de ambos países, José Serra por Brasil y la Argentina, Susana Malcorra.
Asimismo, de la reunión participaba el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
El jefe de Estado, tras la audiencia oficial, ofreció a Temer y su comitiva un almuerzo en el comedor de la residencia de Olivos, donde pasaron revista a temas relevantes de la agenda bilateral, destacándose iniciativas de seguridad y desarrollo a la línea de frontera de 1235 kilómetros de ríos y canales y más de 25 kilómetros por las cuencas hidrográficas, así como efectuar procedimientos comunes y complementarios en pro del beneficio de los pobladores de dichas zonas.
Luego en esta primera reunión bilateral será el turno de los temas regionales y multilaterales como "el fortalecimiento económico y comercial del Mercosur y las relaciones externas del bloque".
Para Brasil el principal destino de las exportaciones argentinas y el comercio bilateral sumó en 2015, 23.000 millones de dólares, mientras que este año el acumulado llegó a los 14.000 millones de dólares y se subraya que nuestro país es hoy el tercer socio comercial de Brasil, detrás de Estados Unidos y China.
Si bien Macri se vio con Temer a principios de agosto en la previa de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, y más allá de un diálogo no oficial por la situación del Mercosur, ambos presidentes aún no habían tenido un encuentro formal bilateral -que según los acuerdos binacionales firmados en el pasado por los mandatarios Cristina Fernández de Kirchner y Lula da Silva, deben ser semestrales.
La visita ocurre en el ámbito de la celebración de los 30 años de los acuerdos de integración y amistad firmados en 1986 por los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, en el inicio de la vuelta de la democracia en ambos países.
La agenda de temas por tratar entre ambos presidentes incluirá la situación de Venezuela y la dinamización del Mercosur, especialmente a través de los tratados comerciales con otros bloques (como la Unión Europea), que ahora ambas diplomacias ven con beneplácito, según contaron fuentes diplomáticas.
La llegada de Temer es vista desde el vecino país como el inicio de una reformulación de la relación bilateral pero sobre todo del Mercosur, al que el gobierno de Brasilia busca imprimirle mayor flexibilización para firmar acuerdos con otros países o regiones, ya que según el canciller Serra admitió recientemente que el Mercosur "es importante pero debe ser rediscutido, no para eliminarlo, sino para universalizar las relaciones con otros países".
Se indicó que trata de una visita no oficial ya que Temer no se hará presente en el Congreso Nacional, y sólo tiene previsto un encuentro con su par de Argentina y según el gobierno brasileño, la oportunidad será buscar reconocimiento internacional en el gobierno de Macri, luego de haber participado del G-20 en China y de la Asamblea Nacional de la ONU, donde se levantaron al escuchar su discurso las delegaciones de Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba.
Para el titular de la Cámara de Comercio Brasil-Argentina, con sede en San Pablo, Alberto Alzueta, será una visita "muy positiva" y acotó que "venimos de malos manejos de uno y de otro lado. Ahora llegó el pragmatismo para apuntar a hacer relaciones comerciales. Nuestra propuesta es que es necesario hacer acuerdos por sectores, porque las empresas son las que le dan dinámica al comercio bilateral".
Para el dirigente empresario la visita de Temer a Macri apuntará a "hacer un Mercosur más consistente" buscando acuerdos comerciales y que la región vuelva a estar "dentro del radar comercial y de inversiones del mundo. La productividad se mejora con inversiones" y remarcó que "desde el pico de 40.000 millones anuales de comercio bilateral, actualmente se redujo a un estimado de 25.000 millones y apuntó a buscar salidas para sacar algunos bolsones de "burocracia que enyesan algunas transacciones en las aduanas de ambos lados".