La normativa nacional que impone la cuarentena obligatoria exime a los productores agropecuarios de la prohibición de circular. Agricultura, para evitar confusiones o complicaciones logísticas, emitió el fin de semana pasado un documento nacional que permite pasar de provincia en provincia. Sin embargo, a San Luis no le entran las balas. Por ahora, y como desde el inicio del aislamiento, sigue blindada. Lejos de flexibilizar, el propio gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá, dijo el domingo que el Comité de Crisis provincial había resuelto que seguirán con sus fronteras cerradas.
En el medio, las complicaciones que esto le genera a la producción agropecuaria, que suele no distinguir los límites que figuran en el mapa. A los productores cordobeses que no pueden pasar para cosechar su soja, por ejemplo, se le suman los ganaderos de la provincia de Mendoza, que no pueden llegar a los campos que tienen o alquilan en San Luis y ya empiezan a pensar en las pérdidas.
Felipe Peña tiene 69 años y hasta ahora tenía dos establecimientos de cría: uno en el sur de Mendoza y otro en el sur de San Luis. “Justo habíamos decidido incursionar en la recría y, como los campos de San Luis son mejores, porque admiten mayor cantidad de carga por hectárea, llevamos los terneros para allá. ¡Maldita la hora! Ahora nos encontramos con este problema y con una producción en la que somos nuevos y que, por sus características, requiere mucha atención y es un poco más compleja”, contó este lunes en Radiocampo -por Radio Colonia.
“Nos metimos en esto y ahora tenemos que dar continuidad del alimento, del manejo, cambiar el agua y otra serie de cosas que nos requieren estar ahí. ¿Quién atiende a la gente que quedó trabajando ahí? Y lo peor: ¿quién los releva?”, se pregunta, y aclara que es una producción familiar en la que el trabajo se divide entre él, su hijo y un encargado del campo, que se van relevando, pero que ahora no pueden hacerlo.
Para él, “es probable que no haya mala voluntad en esto, pero no toman dimensión de que es un problema gravísimo para nosotros y no se le pone atención al hecho de que producimos carne para la mesa de los argentinos y somos parte de la cadena de alimentos, pero además necesitamos que también quede algo para exportar”.
“Si lo hacemos bien, no complicamos para nada lo sanitario. Puedo entrar a San Luis por el paso que está en Canalejas e ir al campo sin necesidad de pasar por ningún pueblo, hacer intercambios ni tener contacto con nadie, porque llevamos todo lo que necesitamos desde acá”, aclara.
Similar es el caso de Diego Vavrik, que hace trabajo de cría y recría en un campo arrendado al oeste de San Luis: “Es normal que siempre nos traslademos, es costumbre ir todas las semanas a trabajar y esto nos ha complicado mucho la logística”. A él esto lo encontró en medio de una serie de trabajos que gente de Mendoza estaba haciendo en el establecimiento puntano: “Algunos se enteraron que si volvían a sus casas, después no iban a poder volver al campo a trabajar y se quedaron allá”.
Muchos productores, cuenta, empiezan a mandar cosas a San Luis con una especie de “pasamanos”. ¿Cómo funciona? “Viajan unos 350 o 400 kilómetros desde Mendoza capital hasta el límite con San Luis, y le piden a alguien conocido en San Luis que viaje hasta la misma frontera. Se encuentran en el control policial, se pasan mercadería, insumos, materiales, y el puntano los traslada hasta el campo”.
“Esto nos agarra en un momento complejo, en el suroeste de San Luis nos está acechando una sequía bastante importante, como hacía años no se vía, y ya tuvimos bastante mortandad de ganado. Por eso veníamos haciendo algunas maniobras de manejo como destete precoz o movimientos de hacienda para poder salvar el negocio, pero ahora están frenadas. Va a haber mucha mortandad de hacienda por el atraso que esto genera. Los animales son seres vivos, no pueden esperar. Cuando nos quedemos sin comida en el campo, lamentablemente vamos a contar con muchas pérdidas económicas”, concluyó.