En el año 2017 la producción argentina de carne bovina sería, en el mejor de los casos, similar a la registrada en 2015, mientras que –en el escenario menos optimista– se ubicaría en torno a los volúmenes generados en 2016. Sólo en un escenario de liquidación de vientres (que hoy no se avizora) podría incrementarse la faena. Así lo indica un estudio prospectivo realizado por el equipo del área de Ganadería de Aacrea.
“La liquidación del stock bovino durante el período 2008-2009 fue tan profunda que, aún con mejores expectativas en el actual contexto, la progresiva recuperación de la oferta no alcanza para compensar las necesidades de la demanda”, explicó el técnico de la Comisión de Ganadería de CREA Fermín Torroba y publicó el sitio Valorsoja.com.
“Por ese motivo, más allá de las variaciones estacionales y coyunturales que puedan presentarse, no cabría esperar, en términos promedio, sorpresas significativas con los valores de la hacienda gorda en el transcurso de 2017, ya que el precio seguiría sostenido por la escasez de la oferta”,añadió en un artículo publicado por InfoCREA.
Antes de la fase de liquidación, el stock de novillos y novillitos superaba de manera holgada las necesidades de la demanda, de manera tal que siempre solía quedar una suerte de remanente de “reserva” para contingencias. Pero desde 2012 hasta la fecha la oferta anual de novillos y novillitos apenas alcanza para satisfacer los requerimientos de la demanda.
“Si bien a partir de la fase de retención de vientres iniciada el año pasado se espera un crecimiento de entre 4% y 5% del stock de vacas para el 2017 y, en consecuencia, una mayor oferta de terneros, el crecimiento de ese proceso es tan lento que se requerirán varios años para poder lograr una situación equivalente a la registrada en la década pasada”, señaló Torroba.
Vale recordar que los actuales niveles de faena cubrirían este año un nivel de consumo interno de carne vacuna de apenas unos 56 kilos por habitante (el más bajo desde 2011 y casi 4 kilos por debajo del registrado en 2015) y un volumen exportado históricamente bajo (debido en gran parte a la falta de competitividad cambiaria y al buen precio que convalida el mercado interno).
“El consumo interno se mantiene firme a pesar de que desde 2011, como consecuencia de la restricción de oferta provocada por la liquidación, los valores locales de los cortes de carne vacuna subieron mucho respecto del poder adquisitivo promedio de los argentinos”, comentó Torroba.