La Argentina seleccionó a la miel como producto agrícola especial, dentro de la Iniciativa global "Un País, un Producto Prioritario (UPUP)" de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La iniciativa busca apoyar a pequeños agricultores a impulsar productos agrícolas con valor especial -desarrollados con prácticas sostenibles e innovadoras- en los mercados globales, que cuenten con cualidades únicas y características asociadas a ubicaciones geográficas y patrimonios culturales.
En la región, la Argentina y Chile trabajan con la miel, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Trinidad y Tobago y Venezuela lo hacen con el cacao; Cuba, Guatemala y Panamá con el café; y Nicaragua quiere promover la ganadería.
En el caso específico de la miel, el objetivo es "mejorar la producción y la productividad; aumentar la sostenibilidad ambiental y la resiliencia climática; y brindar valor agregado y acceso a los mercados".
Para ello busca lograr un análisis del mercado y el desarrollo de estrategias para diferenciar a la miel argentina en los mercados internacionales, para dejar de exportar en tambores y pasar a exportar un producto más consolidado al mundo y con valor agregado.
Asimismo, pretende armar una base de datos georreferenciados de apicultores familiares que sirva de base para concretar políticas públicas adecuadas.
La actividad apícola en Argentina se desarrolla en casi todas las provincias y utiliza 95% de insumos de producción nacional.
Se estima que hay poco más de 35 mil productores apícolas y, de acuerdo con el número de colmenas que tienen, 85% de ellos son pequeños y medianos, y 15% son de escala más grande; también hay productores independientes y otros que trabajan agrupados.
Según datos del Ministerio de Agricultura, la Argentina se ubica entre los tres principales productores de miel a nivel mundial, siendo el segundo exportador con un volumen promedio superior a las 75.000 toneladas anuales de cuyo total 75% se exporta y 25% se consume a nivel interno.