La intersiembra de soja en trigo, antes de su madurez, es una práctica en expansión que combina una elevada cobertura verde del suelo, un alto margen bruto y amplía la fecha de siembra del cultivo de verano.
Hablamos de sembrar un cultivo de verano como la soja, antes de la cosecha del cultivo de invierno, como puede ser un trigo. Surge entonces el primer interrogante: porqué intersembrar gruesa en fina? Pablo Abatte (INTA) expone algunos resultados de sus experiencias que demuestran las ventajas competitivas y económicas de esta práctica.
El primer paso para sembrar la soja es eliminar surcos del cultivo de invierno, una decisión que requiere considerar algunas particularidades del manejo. Para estudiar el efecto del manejo de los surcos, el equipo de investigación se basó en un modelo de estimación usando como unidad de medida el ingreso bruto (IB) para tres precios relativos de trigo y soja. Los resultados arrojaron que los arreglos espaciales entre 75% (es decir, 3 surcos implantados por 1 libre) y 50% de hileras con trigo (1 surco sembrado por 1 libre o 2 x 2) dieron el máximo IB con las tres relaciones de precios estudiadas.
Una vez identificados los mejores espaciamientos de surcos, el siguiente análisis que surge es medir los rendimientos que se lograron con esta práctica. Lo llamativo fue la “complementación” de los cultivos intersembrados, es decir, tuvieron mayor rendimiento que la suma proporcional de los cultivos puros. Se puede asumir que hubo un efecto ambiental sobre esta complementación ya que los cultivos intersembrados lograron interceptar mayor radiación fotosintéticamente activa (RFA) que el cultivo puro.
Y aquí surge un segundo interrogante: cuál es la combinación óptima de cultivos?
La respuesta es simple y matemática: el óptimo siempre será cuando ningún cultivo sea el dominante. La mejor combinación puede ser medible y será aquella que iguale a la tasa de sustitución relativa (TSr) que se puede calcular como la relación de precios relativa y el rendimiento relativo. Estos factores de la ecuación dependerán de las características de los cultivares como la altura y la capacidad de macollar, pero también de factores de manejo como la latitud de siembra (al norte los rendimientos relativos disminuyen y por lo tanto las mejores combinaciones son con menos trigo).
La implementación de esta práctica se puede pensar para aquellos sistemas donde el rendimiento del cultivo normal es bajo, de manera tal que la caída del rinde al aumentar el espaciamiento es menor como por ejemplo en situaciones con limitantes hídricas donde la soja se podría reemplazar por sorgo o por maíz.
Otro aspecto a considerar que resalta Pablo en su disertación es la importancia del aporte de rastrojo. La ventaja de la intersiembra trigo/soja es contundente ya que aporta más rastrojo que la soja de 1ra e igual o mayor cantidad que el trigo puro y trigo/soja2da, y si lo comparamos con maíz/soja también incorpora más nitrógeno al suelo.
El último indicador que evaluaron, pero no menos importante, es el resultado económico que se puede lograr con estos sistemas. Las intersiembras de gruesa en fina pueden dar márgenes brutos superiores, y mayores aportes de cobertura que los cultivos puros.
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Las evidencias pasadas y los estudios actuales concluyen en que las intersiembras de cultivos de verano en los de invierno siempre presentan ventajas a diferencia de la intersiembra de gruesa en gruesa:
1) Ampliar el rango de fechas de siembra de soja o maíz.
2) Mejorar la cobertura verde del suelo respecto al cultivo puro.
3) Mejorar el margen bruto respecto al cultivo puro o de servicio más un cultivo de grano.
“Hay que entender que es un sistema complementario a otros, y aunque podríamos no esperar su adopción masiva, definitivamente podría ocupar un porcentaje de la superficie de cada empresa”, cierra su panel en la primera jornada del Congreso a Suelo Abierto.