La Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó su informe estacional de perspectivas climáticas, en el que confirmó lo que las fuertes lluvias de octubre y noviembre estaban deslizando: el fenómeno "La Niña" está demorando más de la cuenta en aparecer.
Según este reporte, "debido al escaso enfriamiento observado por el Océano Pacífico Ecuatorial durante el invierno y lo que va de la primavera, la mayoría de los centros climáticos concuerdan en que el escenario se encuentra entre una ‘La Niña' débil y un ‘Neutral Frío'".
Por eso, el fenómeno se sentirá con más fuerza finalmente en las zonas más próximas al Pacífico, mientras que, por el contrario, las cercanas al Atlántico "experimentarán una acción positiva", que se traducirá en lluvias en rangos normales.
Favorable pero inestable
"De esta manera, los factores climáticos se combinarán para proveer un escenario favorable para la producción en la mayor parte del área agrícola del Cono Sur", puntualiza el documento.
El informe describe que el sur del área agrícola brasileña, la Región Oriental del Paraguay, el centro y el este de la Región Pampeana, la Mesopotamia y la República Oriental del Uruguay, donde la acción de "La Niña" es negativa, recibirán la influencia positiva del Océano Atlántico, por lo que las precipitaciones alcanzarán valores desde levemente inferiores hasta levemente superiores a lo normal, tanto en la primavera como en el verano.
Sin embargo, se prevé que domine la inestabilidad. "Por un lado, se producirán cortas e intensas rachas de tormentas, que descargarán sus precipitaciones en forma muy despareja, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos, terminando con entradas de aire polar, con riesgo de heladas tardías, durante la primavera. No obstante, este último riesgo no será tan intenso como el que se daría si ‘La Niña' alcanzara su pleno desarrollo en tiempo y forma", destaca el estudio.
Anegamientos prolongados
De todos modos, el reporte aclara que "sobre el sudeste de Córdoba, el extremo norte de la Pampa, el sudoeste de Santa Fe y el noroeste de Buenos Aires comenzará a diferenciarse un foco de sequía, que afectará a las zonas aledañas, generando un notable contraste entre las zonas bajas anegadas y las zonas altas, que experimentarán una gradual reducción de sus reservas de humedad".
Por eso, "los campos bajos anegados en el sur de Córdoba, el norte de la Pampa, el sudoeste de Santa Fe y el Noroeste de Buenos Aires tardarán mucho en ver reducirse el nivel de las aguas que los afectan".
En cambio, "los campos altos de las mismas zonas observarán el riesgo de que se desarrolle un área con precipitaciones bajo lo normal, que determinarán que el balance hídrico se torne negativo, limitando el potencial productivo de los cultivos y cortando la cadena forrajera".
"Por lo tanto, se trata de un escenario climático que, aunque mucho menos riguroso que un episodio típico de ‘La Niña', presentará numerosos riesgos que irán presentándose a lo largo de su desarrollo, requiriéndose una cuidadosa planificación para enfrentarlos con éxito", concluye el informe.