Un año de grave sequía y plagas de insectos provocaron que Bolivia, donde existen varios tipos de maíz, haya tenido que importar variedades transgénicas del producto desde la Argentina.
La producción boliviana de maíz en el período 2015-2016 llegó a cerca de 950.000 toneladas y se espera que en las cosechas de invierno (2016) y verano (2016-2017) lleguen sólo a 926.000, aún cuando se cultivaron unas 20.000 hectáreas más de terreno.
Para aliviar el déficit, Bolivia importó entre agosto y enero pasado 113.320 toneladas de maíz amarillo duro, que se usa como alimento para ganado, a un costo de u$s 19 millones, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
"Falta maíz, el Gobierno va a la Argentina, hace un convenio y mete maíz transgénico y a nosotros no nos dan las semillas", se quejó un pequeño agricultor de la zona cruceña de San Julián, Freddy Taboada, de acuerdo con un cable de la agencia de noticias EFE.
Los agricultores cruceños piden que el gobierno flexibilice su posición respecto de los transgénicos para poder producir cultivos resistentes a herbicidas y plaguicidas para ser más competitivos con los mercados vecinos, sobre todo el argentino y el brasileño.
El presidente Evo Morales expresó su disposición para estudiar una apertura a los transgénicos para evitar una falta de los alimentos, pero realmente esa posición no se desarrolló. En cambio, en el departamento de Santa Cruz, donde se produce alrededor de 60% de la producción de maíz de todo el país, hay una visión empresarial y productiva a favor de los transgénicos.
[button color="" size="" type="round" target="" link=""]Los productores del cereal temen que las pérdidas en Santa Cruz, en la próxima cosecha, se sitúen en u$s 48 millones debido a los hongos derivados de plagas como la del gusano cogollero, y la intensa sequía que afectó la zona.[/button]
Una hectárea en Bolivia rinde entre dos y tres toneladas de maíz por hectárea, mientras que la misma superficie en la Argentina y Brasil tiene un rendimiento que está entre 12 y 13 toneladas.
"Nosotros vemos que producimos de la mejor manera posible, invertimos toda nuestra plata, tiempo y recursos y aún así no podemos competir con el maíz que viene de Argentina, que es transgénico", concluyó el administrador de la propiedad agrícola San Jorge, Marcelo Pantoja.