Tras el comienzo del 2016 con una baja acumulada de un 30 % llegando el precio del litro de leche en tranquera al orden de los $ 2,50, se sumó la devaluación del 70% ,la suba del maíz del 150%, y mas tarde adversidades climáticas con fuerte epicentro en Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, que lamentablemente posibilitaron la recomposición de precio a los productores que de otra forma difícilmente se hubiera dado
Los funcionarios que asumieron la responsabilidad de conducir el área diagnosticaron mal, y actuaron peor.
Se explicó una y otra vez que en pocos meses los mercados se irían "normalizando", aplicándose paliativos (subsidios) que resultaron una aspirina para un enfermo gravísimo que, de mínima, necesitaba una sala de terapia intensiva.
Se dijo que el exceso de stocks de leche en polvo era el problema, y más tarde que el bajo precio internacional no permitía que se mejore el precio al tambero. Consideraron que el problema se iría resolviendo conforme se fuera recuperando el mercado internacional (y el local, por merma de la oferta consecuencia de las inundaciones). No se aplicó entonces ningún plan de contingencia para la grave situación, ni tampoco se implementaron medidas tendientes a corregir las distorsiones evidentes de una cadena láctea que sistemáticamente termina ajustándose por su eslabón más débil, que no puede ni trasladar costos ni acopiar producto.
A un año de aquella situación, los tamberos que aun continúan en pie siguen percibiendo un precio que no alcanza a cubrir los costos. Se agudiza el proceso de destrucción del rodeo lechero nacional, de cierre de tambos y de concentración progresiva de la actividad.
Desaparecen tambos, los pueblos aledaños se empobrecen y el país pierde recursos y divisas.
Sin política lechera, y solo a expensas de las variables de mercado, será difícil encauzar la senda del desarrollo y el progreso sectorial. Más de un especialista advirtió que, en 5 años "normales", Argentina podría estar produciendo 16.000 millones de litros, y exportando el 40% de ese volumen.
De no cambiar el rumbo e implementar una política clara al sector, vemos con tristeza que nos encaminamos hacia una lechería de subsistencia, sólo capaz de abastecer el mercado interno.
Desde CARBAP reclamamos a las autoridades de la Subsecretaria de Lecheria actuar con celeridad frente a esta grave situación para evitar que sigan desapareciendo tambos y perder una vez mas el tren del desarrollo en el que están subidos el resto de los países productores de leche.