Cada año consecutivo que pasa con grandes lluvias, las pérdidas de hectareaje en la oleaginosa se multiplican. Desde hace tres años pasaron de estar típicamente entre el 1 y el 2% para subir al 3%, 5% y en el último ciclo hasta el 9%. Números contundentes que explican el creciente temor que existe en el sector agrícola ante otro año, que ya viene excedido en esta primera mitad del 2017: ya se registraron 1.000 mm en el sur santafesino y el promedio de la región supera los 700 mm.
¿Cuál es el nivel de lluvias promedio de la región?
Para tomar una referencia, echándole una rápida mirada al Atlas Agroclimático de Guillermo Murphy, (FAUBA) la región núcleo está comprendida entre las isocurvas de los 1.000 a 900 mm de este a oeste.
Analizando la localidad de Rosario, la media de los últimos 50 años muestra 1.035 mm. La mínima se dio en el año 1974 con 660 mm, y la máxima en un año bisagra, el 2012, con 1.640 mm. Sin embargo, si tomamos los valores de la estación de Rosario de la red de estaciones de la BCR, los últimos 10 años dan un mayor volumen: 1.208 mm. La mínima de 700 mm se registró en el 2008 y el máximo valor en el 2012 con 1.910 mm.
Si analizamos una localidad del oeste para tomar nota del gradiente de lluvias hacia una zona más mediterránea como Marcos Juárez, hay una media de 885 mm en 107 años. De ese conjunto de datos, rescatamos el mínimo medido en 1929 con solo 508 mm y el máximo en 1991 con 1.540 mm. (Agradecemos la gentileza de estos datos a consultora JOLAP S.A.).
¿Cuánto más llovió entonces?
- El 2012 fue el año más fuerte de lluvias de este período de seis años que tomamos. Llovió más de 1.700 mm en muchas localidades. La media de la región estuvo entre los 1.400 y 1.500 mm. Contrastando con los valores promedios se trataron de 450 mm más en toda la región
- El descanso del 2013, un año neutro a ligeramente niña. Sin embargo los valores pluviométricos medios se ubicaron entre los 700 a 800 mm.
- En el 2014, el noreste se vio desbordado por acumulados de hasta 1700 mm. Las medias estuvieron en torno a los 1300 y 1400 mm. Fueron casi 400 mm más.
- El 2015 dejó unos 300 mm extras por sobre los valores promedios. La región recibió una media de 1.200 a 1.300 mm anuales.
- Año 2016, la pluviometría anual mostró picos de hasta 1.700 mm. La media de la región estuvo entre los 1.200 y 1.300 mm. Contrastando con los valores promedios se trataron de 300 mm más en toda la región.
¿Cuánta área de soja podría perderse entonces este año?
El problema de los excesos hídricos es un problema acumulativo. La consecución de años “llovedores” empieza a mostrarse en las series estadísticas como un problema significativo en un cultivo tan sensible como la soja. Citamos el siguiente extracto de una nota que publicó Aapresid el 18 de enero de este año:
“Inundaciones de 48 horas en los cultivos de soja no tienen consecuencias pero 4 o más días pueden reducir la población de plantas y eventualmente los rendimientos.
Con inundación durante tres días en etapas tempranas (2-3 hojas) se reportan pérdidas del 20% en el rendimiento, atribuidas a una reducción en la población de plantas y un crecimiento restringido.
En etapas más avanzadas (V4 y R2), 48 horas de inundación provocaron una reducción de rendimiento del 40 y 55%, respectivamente.
Queda en evidencia que el cultivo es más tolerante al anegamiento durante estadios vegetativos que reproductivos, y que para evitar pérdidas de rendimiento, el agua debe ser removida en menos de 48 horas.”
Por supuesto, la intensidad y el momento de las lluvias son fundamentales para definir el impacto sobre el cultivo en la región. Pero el hecho de partir con napas a pocos centímetros de profundidad en los suelos de la región es algo que ya pone a la soja en una seria situación de desventaja.
Por todo esto, y a menos que se presente una primavera seca que tampoco sería deseable, si el patrón de lluvias excede a las marcas pluviométricas anuales en 200 a 300 mm en este año, será muy difícil que las pérdidas en soja estén por debajo de un 8 a 10%.