Por ser el suelo uno de los ecosistemas menos conocidos, un nuevo estudio mundial aporta datos clave para entender las simbiosis arbóreas e incorporarlos a los estudios sobre cambio climático. Al reflejar las relaciones simbióticas entre los hongos y bacterias del suelo y los árboles en todos los continentes, este trabajo publicado recientemente en la revista Nature con la participación de más de 200 investigadores y liderado por la Universidad de Stanford -Estados Unidos-, también ayudará a predecir un posible aumento de las emisiones de carbono.
“Este estudio internacional permite generar predicciones sobre el posible aumento de las emisiones de carbono y, centralmente, traduce en el mapa global creado un completo análisis de las simbiosis de los árboles con hongos y bacterias para generar nuevos aportes sobre el complejo sistema de interacciones que se producen en el suelo”, indicó Pablo Peri, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Santa Cruz y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) – CONICET quien participó de la investigación.
Desde la experimental agropecuaria se aportaron datos de las parcelas permanentes de los bosques nativos de lenga (Nothofagus pumilio) y ñiré (Nothofagus antarctica) provenientes de la red de Parcelas de Ecología y Biodiversidad de Ambientes Naturales en Patagonia Austral (PEBANPA), en un estudio que reunió información de 200 laboratorios de las instituciones de todo el mundo sobre 1.100.000 parcelas forestales distribuidas en el planeta con más de 28.000 especies diferentes de árboles.
Según Peri, presentar un mapa global del estado simbiótico de los bosques, entre otros aportes, brinda las herramientas para poder predecir que “si las emisiones de carbono permanecen inalteradas para los próximos 50 años, se reducirá la biomasa de los árboles con las simbiosis más beneficiosas en un diez por ciento en las zonas templadas”.
Indicó que “esto llevaría, tal cual las conclusiones expresadas en el artículo, a un aumento de las emisiones de carbono al disminuir su almacenamiento en el suelo de estas regiones”.
En palabras de los expertos, las simbiosis ayudan a los árboles a acceder a diferentes nutrientes e influyen en la capacidad del suelo y del sistema suelo – árbol para retener carbono.
Este conocimiento recabado sobres las interacciones biológicas a distintos niveles entre organismos permite establecer la Regla de Read, específica de las simbiosis microbianas y que recibe nombre del experto David Read. Un principio biológico que determina la influencia de variables como la temperatura, la humedad, la química del suelo, el tipo de vegetación o la topografía en el tipo de simbiosis que predomina en cada ecosistema.
Conocer la interacción o la relación cercana y persistente entre dos organismos de distintas especies biológicas, su funcionamiento y distribución en el planeta, resulta vital para la ciencia para responder: cómo esos cambios afectarán al ciclo del carbono y el clima del futuro.
Centrado en tres tipos de simbiosis que engloban a hongos y bacterias que se asocian con diferentes especies de árboles, como son los hongos micorrízicos arbusculares, los ectomicorrízicos y las bacterias fijadoras de nitrógeno, en el trabajo se subraya que los cambios en el aumento de las temperaturas llevarían a los hongos, que interactúan en simbiosis ectomicorrízicas, a reducir las interacciones con los árboles con el consecuente aumento de las emisiones de carbono.
Por su parte, también se destaca que las relaciones simbióticas entre microorganismos del suelo y los árboles van más allá del ciclo de carbono, dado que están directamente relacionadas con aspectos tan importantes como la fertilidad de los suelos, su hidrología y la producción futura de biomasa.
De acuerdo con los datos recabados, se estima que los árboles ectomicorrícicos, que representan solo el 2 % de todas las especies de plantas, constituyen aproximadamente el 60 % de árboles en el planeta. La simbiosis ectomicorrízicas dominan en los bosques de climas estacionales fríos y secos. En tanto, los árboles micorrízicos arbusculares dominan en los bosques tropicales cálidos.
Estas simbiosis microbianas asociados a la raíz determinan la capacidad de los árboles para acceder a los nutrientes del suelo, secuestrar carbono y resistir los efectos del cambio climático.
Resulta importante contar con la caracterización de la distribución global de estas simbiosis, así como la identificación de los factores que controlan esta distribución, en tanto necesarios para comprender el funcionamiento presente y futuro de los ecosistemas forestales.