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Las investigaciones y desarrollos tecnológicos que más sorprendieron en el 2022

El balance del INTA por los desarrollos que generaron más impacto. Inteligencia de datos, boyeros solares para agricultores familiares, primera variedad de algodón con fibra extra larga, horticultura en la Antártida Argentina, mapa con los humedales, Leucosis bovina, multitractor para la familia rural, cannabis, intensificación sostenible y más para cerrar el año.

Cada año tiene sus particularidades y 2022 no fue la excepción. Con el compromiso de convertir el conocimiento en noticia, el equipo INTA Informa difunde los avances científicos y técnicos del INTA. Para cerrar el año, la propuesta es hacer un recorrido por las 12 notas más destacadas que ganaron un lugar en la agenda de los medios. Logros en agricultura de precisión, genética de algodón, recursos naturales, vacunas, maquinarias para pequeños productores y más en un artículo que busca poner en valor el trabajo diario de investigadores, extensionistas, productores, funcionarios, periodistas y comunicadores de todo el país.

A veces los números son fríos, sin embargo, -en este caso- nos permiten jerarquizar la información. Es así que, según nuestros lectores, la noticia que más se destacó en todo 2022 fue el desarrollo de la primera cepa vacunal contra la Leucosis bovina, virus que afecta principalmente al ganado lechero. Se trata de un hito histórico que busca generar inmunidad y protección contra esa enfermedad endémica. Es la primera vez que, en el país, se desregula un virus modificado para uso directo y que se logra la liberación comercial. Es un avance científico que brindará sostenibilidad a la producción ganadera, en línea con los objetivos de Una Salud.

Conocido en todo el mundo como un Instituto dedicado a la investigación aplicada, el INTA lidera el desarrollo de tecnología aplicada al agro. Los ejemplos sobran, pero este año particularmente presentamos el Kit de diagnóstico, único en el mundo, para detectar el Mal de Río Cuarto (MRC), la enfermedad viral más importante del maíz en la Argentina. El kit está diseñado para la detección de un fijivirus basado en nanoanticuerpos y representa una innovación para la industria de producción de semillas y para la realización de estudios epidemiológicos. Por este desarrollo, el equipo de investigación recibió dos premios: La Gran distinción INNOVAR y el premio CITA 2022 en la categoría Protección de cultivos, genética y nutrición.

Mientras el sector agropecuario se enfrenta al desafío de incrementar la eficiencia y la sustentabilidad de los sistemas productivos para aumentar la rentabilidad y reducir el impacto ambiental, desde INTA se enfocan en herramientas que permitan orientar al productor hacia decisiones estratégicas. Por esto, es fundamental el rol de la inteligencia de datos en los sistemas productivos sustentables.

En línea con la sustentabilidad de los sistemas, un equipo de especialistas del INTA Cuenca del Salado, Buenos Aires, promueven realizar un ordenamiento del manejo ganadero, de acuerdo con las características propias de cada ambiente. Porque el mundo exige sustentabilidad y la ganadería demuestra que, mediante estrategias de manejo planificadas, es posible fijar carbono y mejorar la salud del suelo.

Como base para la producción de alimentos, fibras y muchos servicios ecosistémicos esenciales, el suelo representa un componente importante de los sistemas productivos y es un recurso clave para la mitigación y adaptación al cambio climático por su capacidad de almacenar compuestos carbonados tanto orgánicos como inorgánicos.

En esta línea, las plantaciones forestales son muy valoradas por los numerosos servicios ecosistémicos que brindan, entre los que se destaca, la capacidad de secuestrar gases de efecto invernadero (GEI) y almacenar carbono orgánico del suelo (COS). Frente a esto, un equipo de investigación del INTA y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación estimaron las reservas de carbono orgánico del suelo con plantaciones forestales y otros usos de la tierra, en diversas regiones de la Argentina y el dato es abrumador: Las plantaciones forestales almacenan 70 millones de toneladas de carbono orgánico.

Para sumar a los estudios vinculados con el ambiente, un equipo de investigación del INTA generó un mapa que identifica y estima la distribución y superficie de los humedales en todo el país. Fue elaborado a partir de imágenes satelitales e información relevada a campo. Se trata de una herramienta técnica que está disponible en una plataforma online, de acceso libre y gratuito y con información actualizada y precisa. Participaron más de 30 especialistas del INTA de todo el país y es un desarrollo clave para la toma de decisiones.

A la par, otro grupo de especialistas del INTA recuperó el conocimiento científico-tecnológico en gestión ambiental agropecuaria -desarrollado en el marco de la institución- en los últimos 25 años para buscar posibles respuestas al desafío de seguir produciendo en un contexto en que las exigencias de los mercados se incrementan al ritmo del crecimiento demográfico. En un reciente informe -que se presentó como un hecho histórico- plantean que la intensificación sostenible es la estrategia productiva que permitiría hacer frente a este escenario global.

En el informe sobre el rol de los productos fitosanitarios de síntesis química en las producciones agropecuarias, los especialistas destacan que es posible “incrementar la productividad y rentabilidad con un menor impacto ambiental, de la mano de una reducción gradual de insumos externos”. En esta línea, se destaca la extensa trayectoria del organismo en investigar y difundir estrategias sustentables que colaboran en reducir el uso de insumos químicos tales como el manejo integrado de plagas y el control biológico con tácticas de evasión a partir de las fechas de siembra o la obtención de variedades resistentes a plagas.

Cuando frente a la adversidad se prioriza la creatividad, surgen propuestas que se convierten en proyectos disruptivos. Este es el caso de la localidad bonaerense de Los Pinos, una comunidad rural que apuesta a la energía renovable para ser sustentable y autosuficiente. Allí, los propios vecinos querían ver de qué manera se podían reutilizar los residuos -como la materia orgánica derivada de la cría de animales- para transformarlos en gas y en luz eléctrica, y evitar que contaminen. Para lograrlo, un equipo de especialistas del INTA, el Conicet, el INTI y de la Universidad Nacional de Mar del construyeron una Unidad Demostrativa de producción de biogás que, luego de pasar positivamente todos los testeos correspondientes, se puso formalmente en funcionamiento.

En línea con el desarrollo de energías limpias y el aprovechamiento de las energías renovables, como la solar o fotovoltaica, el INTA y el Programa de Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer), de la Subsecretaría de Energía Eléctrica de la Nación, impulsan el uso de la energía fotovoltaica, mediante boyeros solares, en emprendimientos rurales de pequeña escala ubicados en zonas aisladas de la red de distribución eléctrica. De esta manera, los boyeros aportan al uso sustentable de los sistemas ganaderos en las distintas economías regionales, a partir de fuentes renovables en 19 provincias argentinas. Una oportunidad para disponer de alternativas que mejoren la sostenibilidad de los sistemas ambientales, productivos y sociales.

El desacople de las agendas de innovación con los problemas y demandas de la Agricultura Familiar es recurrente en América Latina. Para los sistemas científicos tecnológicos un tractor, por ejemplo, es un artefacto de larga trayectoria social y técnica, ya explorado, una tecnología madura. Pero existen otros enfoques en el diseño, que apelan a la construcción de procesos de innovación en los territorios, con soluciones distribuidas.

Bajo esta perspectiva y, para que funcione el sistema y el producto, hay que incorporar una multiplicidad de actores y armar un ecosistema que lo haga viable. En esta línea se inscribe el desarrollo de Chango, el microtractor para la familia agropecuaria. Una unidad motriz que admite muchas funciones y la torna muy eficiente en una escala acorde a las explotaciones agropecuarias previamente relevadas.

A 66 años de su creación, el Instituto mantiene los objetivos fundacionales intactos y redobla la apuesta por la soberanía tecnológica y bicontinental. Como muestra de esta decisión, el Consejo Directivo del INTA aprobó la creación de la nueva Estación Experimental Agropecuaria Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Ubicada en el rincón más austral del país, sus acciones bregarán por fortalecer la soberanía y seguridad alimentaria de la región, mediante el trabajo articulado con gobiernos provinciales y municipales junto con otras instituciones.

En este sentido, a principios de 2022 contamos que el Módulo Antártico de Producción Hidropónica (MAPHI) instalado en la Base Antártica Conjunta Marambio comenzó a producir las primeras plantas de rúcula y lechuga, de las variedades Morada y Grand Rapid, un logro que se enmarca en un proyecto del INTA, del Comando Conjunto Antártico, de la Dirección Nacional del Antártico y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Y, si todo sigue así, el objetivo es producir alimentos en la Base Esperanza y luego en la Base Belgrano sur.

Productividad y calidad son dos factores indirectamente proporcionales. Cuando uno aumenta, el otro decae. Sin embargo, un equipo de investigación del INTA Sáenz Peña –Chaco– logró equipararlas mediante el mejoramiento genético en el cultivo de algodón. Además, fruto de esta misma investigación, lograron algo inédito: la primera variedad de algodón en la Argentina con fibras finas, resistentes y extra largas. Y, como si todo esto fuera poco, la nueva variedad de algodón es resistente a las dos principales enfermedades que afecta al cultivo, lo que reduce la dependencia y uso de insumos químicos, lo que, a su vez, minimiza el impacto ambiental.

La investigación médica y científica del uso medicinal del cannabis y sus derivados tiene oficialmente solo cuatro años en la Argentina, desde la sanción de la ley nacional 27.350. Y es “la Ley de Cannabis medicinal” –nombre que recibe la norma sancionada en 2017– el marco legal imprescindible para el estudio de Cannabis spp. bajo estándares de calidad y control, mediante la investigación científica y estudios agronómicos. En este contexto, organismos de ciencia y técnica, como el INTA, trabajan para la obtención de materiales vegetales, desarrollo de técnicas de manejo y metodologías específicas para la producción de la planta de cannabis y sus derivados, como el aceite medicinal, entre otros.

Fuente: INTA Informa

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