La Bolsa de Cereales de Córdoba estimó que hay alrededor de 6,2 millones de toneladas sin vender de la campaña anterior, lo que significa divisas por unos 2.500 millones de dólares.
El dato tiene relevancia en el marco de la polémica que se inició cuando la diputada Elisa Carrió pidió que el agro “no retenga la soja y liquide divisas”, para ayudar a frenar la suba del dólar, lo que le valió el rechazo de productores y entidades rurales y hasta una suerte de “respuesta” oficial por parte del jefe de Gabinete del Ministerio de Agroindustria, que le señaló que ya se vendieron 17 millones de toneladas sobre 19 millones cosechadas.
Sin embargo, el informe de la Bolsa cordobesa advierte que el ritmo de ventas de la oleaginosa de la actual campaña 2017/18 es mayor que la que mostraba hace un año.
Hasta ahora, los productores se han desprendido de unas 17 millones de toneladas de las 37,6 millones que se estiman oficialmente para el corriente ciclo; es decir, un 45 por ciento ya está en manos de la industria.
“Este porcentaje es superior al registrado el año anterior a igual fecha, donde las compras eran del 35 por ciento del volumen de producción”, manifestó la entidad bursátil.
Resto del año
De todos modos, la Bolsa remarca que el 55 por ciento que queda por vender, habrá que seguir la evolución de los próximos meses y no sería descabellado que, una vez que los productores terminen de pagar los insumos utilizados en la campaña, decidan almacenar los granos a la espera de capturar mayores precios.
“Es importante destacar que no se observa una demora significativa en la venta por parte de los productores; por el contrario, se encuentra dentro de los niveles normales aún con una producción sensiblemente menor al promedio. Sin embargo, luego de haber cumplido con sus necesidades financieras, sería lógico que las ventas por parte de los productores se demoren con el afán de capturar mejores precios que compensen en parte el fracaso productivo”, indica la entidad.