Las estadísticas climáticas para el ciclo de granos gruesos indican que será una temporada marcada por los efectos de la sequía, ocasionada por el Año Niña. Bajo este fenómeno impera que los agricultores sean eficientes en el manejo de la nutrición nitrogenada de maíz.
Considerando que en la fuente, la forma, el momento y la dosis de nitrógeno hay un punto de optimización de costos, los investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral, Oscar Zen y Gonzalo Berhongaray, junto con los técnicos de la firma de asesoramiento agronómico “Agroestudio Rafaela”, llevaron adelante un trabajo esclarecedor sobre el efecto de los rendimientos y la eficiencia al aplicar nano fertilizantes en maíz.
De acuerdo a los datos aportados por la consultora agrotécnica, quienes se encargaron de ejecutar el ensayo, el híbrido KM 4580 VT3P fue sembrado de manera muy tardía, el 14 de enero de este año, pero bajo condiciones óptimas de implantación en la localidad de Rafaela (Santa Fe).
Bajo este diseño de investigación, la estrategia de fertilización consistió en aplicar Mist N, un nano fertilizante de Kioshi Stone, a razón de 3 litros de hectáreas en el estado V7 (siete hojas de maíz expandidas) sobre tres ambientes diferentes que habían sido dotados de 100, 150 y 200 kilos de urea por hectárea. El fertilizante de arranque se incorporó favorablemente ya que luego de aplicado hubo un registro de lluvias de 40 milímetros. Además, Mist N se aplicó sobre un sitio testigo (sin aplicación de urea).
Cuando se trata de analizar los resultados, Berhongaray aporta las fundamentaciones técnicas.
“Al momento de hacer el recuento de espiga y determinar peso de mil granos observamos que no había diferencias entre los tratamientos versus el testigo, aunque el tratamiento con Mist N foliar tuvo un incremento de rendimiento del 26%, respecto al testigo cuando no se aplicó urea”, detalla.
Según el experto, que citó investigaciones previas, esta respuesta mejorada de Mist se debe a que “cuando se aplican nutrientes de rápida asimilación por vía foliar, el cultivo gasta menos energía para absorber nutrientes desde el suelo, entonces ese menor gasto energético se destina a otros procesos metabólicos esenciales para las plantas”.
Ya que la aplicación de nitrógeno foliar no puede cubrir absolutamente toda la demanda del cultivo, Berhongaray recomienda las aplicaciones sinérgicas y con respuesta aditiva entre fertilizantes foliares y de suelo.
“Debido a que con la aplicación foliar aumenta la eficiencia de uso de nitrógeno en parte aérea, la planta mejora mucho la eficiencia de absorción del fertilizante desde el suelo”, explica.
A partir de esta respuesta complementaria se originan otros de los apartados que dejó el trabajo técnico.
El especialista indica que se encontró que con la dosis de 200 kilos de urea por hectárea, más 3 litros de Mist N, se dio un balance neutral de este nutriente en el suelo. Es decir que no faltó nitrógeno para limitar el rendimiento, ni tampoco estas dosis fueron excedentarias para generar un daño ambiental.
Después de lo investigado, queda confirmado que Mist N y la nanotecnología vienen a aportar una ventaja técnica al manejo tradicional de la nutrición nitrogenada de maíz.
Estos datos son clave para tomar una decisión eficiente en torno a un nutriente muy reactivo y con alto de riesgo de perderse del sistema, como es el nitrógeno. “Teniendo en cuenta el alto requerimiento N que tienen los híbridos de alto potencial y que es necesario en nuestros suelos aplicar dosis que permitan reponer los nutrientes que el cultivo extrae del sistema, se hace necesario aplicar una fuente de N que complemente una fertilización de base para lograr altos rendimientos”, aseguraron los especialistas
La falta de humedad y altas temperaturas, típicas del Año Niña, aumentan estos riesgos de volatilización, por eso en Mist N se puede confiar para conseguir resultados productivos y ambientales ajustados.