La crisis que atraviesa el sector lechero argentino no solo se percibe en las góndolas locales: también tiene impacto global.
La caída en la producción lechera local, al igual que sucede en otras grandes regiones del mundo, está incrementando a niveles sin precedentes el precio global de la manteca.
Así lo están registrando diferentes operadores de la industria mundial que sostienen que la baja en la producción lechera de la Argentina, Australia, Nueva Zelanda y la Unión Europea desde junio de 2016 está generando un efecto de alza en los mercados.
El informe, además, analiza algunas de las causas. La primera que expone se refiere a los bajos precios que el productor recibe por su producto "en puerta de granja", lo cual genera desaliento y caídas en los volúmenes producidos.
Asimismo, el informe continúa y asocia las bajas en la producción a las cuestiones climáticas de cada región. Así cita que, actualmente, se están produciendo los "efectos de la estacionalidad".
Es decir, en el Hemisferio Norte, el estrés por el calor que sufren las vacas en el verano está afectando el volumen de leche producido. Por su parte, en el Hemisferio Sur, la llegada del invierno, con la consecuente baja en la producción de forrajes, también impacta en la producción de leche. El informe cita, finalmente, que se está detectando una recuperación "gradual" de la producción en esta última región que sería un inicio para el equilibrio en el precio de la manteca.
Vale recordar que en la Argentina las fuertes inundaciones de fines de primavera de 2016 e inicios de otoño de 2017 ocasionaron importantes pérdidas productivas. Esto sumado a las pérdidas ya ocurridas durante el otoño del 2016, también por inundaciones, generó un gran cimbronazo en la industria tambera, lo que provocó que se tocara un "piso" en el volumen de leche producido, el más bajo de los últimos 46 años.