Una delegación de funcionarios argentinos arribó a Washington para reunirse con hombres del presidente Donald Trump, con el objetivo de avanzar en el comercio bilateral e intentar destrabar el ingreso de algunos productos al mercado estadounidense como los limones y el biodiésel.
A pocos días de la visita del vicepresidente Mike Pence a Buenos Aires, se buscan acelerar los contactos.
Ya están en la capital estadounidense el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, el secretario de Comercio, Miguel Braun, y el secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería, Horacio Reyser. Estos dos últimos arribaron desde México, donde buscaron pulir la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica entre la Argentina y ese país.
Ayer por la tarde se reunieron con John Melle, el funcionario de la USTR (Oficina del representante de comercio) encargado de América latina y que hoy afronta la delicada tarea de negociar el NAFTA. Melle, que está en su cargo desde la administración anterior, es un hombre que conoce la Argentina y ha viajado incluso a nuestro país con el ex presidente Barack Obama en marzo de 2016. Hoy se reunirán con el secretario de Agricultura estadounidense, Sonny Perdue, y luego tendrán una teleconferencia con el secretario de Comercio, Wilbur Ross, un hombre clave en la administración Trump, que intenta proteger los mercados de Estados Unidos.
Los argentinos buscan plantear la necesidad de que finalmente se destrabe el demorado ingreso de los limones tucumanos, que en teoría se había liberado tras la visita del presidente Macri a Washington en abril, pero que todavía no ha sido concretado por algunas trabas burocráticas.
El tema de los limones no significa demasiado en dinero (entre 20 y 30 millones de dólares) pero se ha convertido casi en un símbolo del intercambio comercial bilateral. Argentina es el mayor productor del mundo y compite con el cítrico californiano.
Otro tema que surgirá es el de las importaciones de biodiesel argentino -con valor mucho más significativo porque alcanzan los 1.400 millones de dólares anuales-que están siendo examinadas por una Comisión de Comercio Internacional por sospechas de dumping, denunciadas por productores estadounidenses.
Los argentinos también presionarán para que se abra el mercado para la carne vacuna, vedada desde aquí hace varios años. Pero también a otro amplio espectro de productos, que incluye semillas de algodón, cítricos dulces, embriones y hasta semen bovino.
"Hay una lista larguísima de productos cuyo comercio estaba paralizado durante la administración kirchnerista. Ahora que se restableció el diálogo entre el gobierno argentino y estadounidense hay que aprovechar para ampliar los mercados", señaló una fuente.
Otro tema a tratar es el reingreso de la Argentina al Sistema General de Preferencias (SPG), la excepción de pago de aranceles de importación a algunos países en desarrollo. No tiene demasiada relevancia en cuanto a los números, pero sí como señal de confianza.
Argentina lo había perdido en 2012 por una discusión sobre fallos del CIADI. En 2011, último año de vigencia de la preferencia, Argentina exportó a EE.UU. con ese sistema poco menos de US$ 500 millones.