Considerada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) como el alimento del futuro para erradicar el hambre del mundo, este cultivo propio del NEA cobra un nuevo impulso. De hecho, investigadores del INTA Cerro Azul –Misiones– registraron la primera variedad de mandioca: Paraguaya CA se caracteriza por su porte erecto, potencial de rendimiento y buen comportamiento frente a bacteriosis.
Martín Domínguez, especialista en mejoramiento genético de mandioca y coordinador del Módulo de evaluación de cultivares del Programa nacional de cultivos industriales del INTA, se refirió a la importancia que tiene este avance: “Hoy, más que la variedad en sí misma, lo destacable es haber podido registrar el primer cultivar de mandioca debido a que en el Registro de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas no había descriptores para inscribirlos”.
De acuerdo con Domínguez, un descriptor recopila los rasgos fenotípicos –aquellos derivados de la relación entre el ambiente y el genotipo de las plantas– de cada cultivar perteneciente a una especie. “Con esto tenemos una base para avanzar en el desarrollo de materiales que contengan más almidón, mejor calidad culinaria y también sirvan para alimentación animal”, señaló.
“Paraguaya CA es un material protegido en la región, desde hace más de 30 años”, explicó Dominguez y aseguró: “Para inscribirla como cultivar necesitábamos caracterizar su comportamiento y evaluar su tolerancia y resistencia a las principales enfermedades”.
Paraguaya CA es un material protegido en la región, desde hace más de 30 años. Para inscribirla fue necesario caracterizar su comportamiento y evaluar su tolerancia y resistencia a las enfermedades.
En ensayos comparativos de rendimiento, con tres años de repeticiones, Paraguaya CA alcanzó un rendimiento de 20 toneladas por hectárea y se mostró tolerante a bacteriosis, una enfermedad que representa una problemática para la región.
La variedad registrada es de porte erecto, “una característica muy buscada por los productores debido a que facilita el manejo de los cosecheros en las plantaciones y mejora la tarea para la conservación”, indicó el investigador del INTA quien agregó: “Este cultivar tiene buen potencial para la industria debido a que puede permanecer hasta dos ciclos vegetativos bajo tierra”.
Este trabajo fue realizado junto con Marcelo Labarta –de la Coordinación Nacional de Vinculación Tecnológica del INTA–, Matías Cusenier –analista de variedades del Instituto Nacional de Semillas (INASE)– y con Diego Guerrero y Rafael Feltan, integrantes del módulo de evaluación de cultivares.