A partir de las medidas anunciadas ayer por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el poroto de sojapasará a pagar 28% de retenciones, los derivados de la oleaginosa 26% y el resto de los granos sin industrializar como el trigo, el maíz y el girasol, entre otros, pagarán una suma fija de 3 o 4 pesos por dólar. Esto último representa un 10% de los 40 pesos del precio de la divisa que el Gobierno tomó como referencia para los cálculos.
En el olvido quedó la promesa del presidente Mauricio Macri de bajar hasta el último día de su mandato el tributo a la soja e incluso volvió a establecer este impuesto distorsivo para el resto de los productos que se exportan. Pasando desde el agro hasta la industria, con mayor o menor valor agregado, todos deberán ceder parte de sus ganancias para llegar a la meta de déficit cero.
Las retenciones "modelo Cambiemos" son un híbrido entre las tradicionales del kirchnerismo y aquellas que quiso instaurar el ex ministro de Economía Martín Lousteau. Básicamente, la fórmula es que para los granos sin industrializar (soja, maíz, trigo, girasol, sorgo, etc.) el Gobierno se quedará con 4 pesos por dólar exportado, mientras que para los productos con mayor valor agregado (aceite, harina, carnes, etc.) el valor será de 3 pesos por dólar.
A su vez con el poroto y sus derivados (aceite y harina) se redujo la retención hasta el 18% -estaba en el 25,5%- y al mismo tiempo se le aplica la fórmula de los 4 o 3 pesos a pagar sobre cada dólar exportado. Entonces, tomando como referencia un dólar a 40 pesos, al poroto de sojase le sumaría un diferencial del 10% y adicionado al 18% hoy pagará 28% y para los subproductos la incidencia es del 7%, más la alícuota actual suma 26%.
La fórmula es compleja porque abre un sinfín de posibles escenarios que dan lugar a la especulación, sobre todo de las empresas exportadoras. En líneas generales, si el dólar baja, la retención que se le cobraría al exportador subiría en porcentaje, pero si la moneda norteamericana anota una suba más allá de los 40 pesos, el porcentaje bajaría a favor de los exportadores. Entonces, queda preguntarse cómo hará el Gobierno para controlar esa ecuación, sin lugar a dudas, esta fórmula deberá contar con una revisión permanente en un mercado tan volátil.
Otra ventana que se abre es que actualmente las empresas exportadoras de granos y subproductos ya no cuentan con un tiempo obligatorio para liquidar divisas producto de las exportaciones. Antes tenían un plazo establecido dentro de la campaña agrícola, luego fue modificado a 10 años por el Gobierno de Macri para, meses más tarde, eliminarlo completamente.
Así es que con este nuevo esquema de retenciones de suma fija las cereales pueden especular el momento para liquidar las divisas producto de las exportaciones e incluso hacer presión para que el dólar suba y así licuar la retención efectiva a pagar.
Mientras tanto, el productor primario mira la película desde afuera, pero será el más perjudicado. Las empresas exportadoras actúan como agente de retención y trasladan el gravamen al precio que pagan por la materia prima.
En el caso del trigo es quizás el cultivo que será más castigado en lo inmediato. Los productores argentinos apostaron al cereal de invierno porque en ese momento no pagaba retenciones, hicieron cálculos, insumo-producto y daba muy buena rentabilidad. El resultado será una cosecha de 20 millones de toneladas, récord para este cultivo. Pero de un día para el otro volvieron las retenciones, ahora de 4 pesos por dólar exportador y así pierden entre el 10% y el 12% de lo que tenían previsto recaudar.
¿Qué puede traer aparejado estos cambios repentinos? Sin lugar a dudas, contracción en los niveles de inversión proyectados para la próxima campaña. Más hectáreas de soja, porque a pesar de pagar el tributo más alto, continúa siendo el cultivo más rentable para producir.
Finalmente, las retenciones traen además otro escenario para las industrias que transforman el maíz en carne. Tanto la producción bovina como porcina o avícola son beneficiadas directamente con preciosdeprimidos en el mercado local de la materia prima para alimentación (maíz). Esto también puede ponerle un techo al precio de la carne en el mercado local porque por una vía se "subsidia" en parte la alimentación animal, pero por el otro se le aplica la alícuota de 3 pesos por dólar para exportar.
El escenario ya está planteado y es muy similar al de antes de diciembre de 2015, justamente cuanto Macri asumió la presidencia y el campo apostaba a un cambio a favor de la producción.