"Mientras los principales países productores vitivinícolas tienen una diferencia de 34 puntos porcentuales entre los gravámenes que aporta el vino y la cerveza, en Argentina la diferencia es de sólo ocho puntos", aseguró la entidad en su trabajo.
A su vez, agregó el Observatorio, "las bebidas espirituosas aportan 20 puntos porcentuales más en la Argentina, mientras que en los países líderes la distancia es de 47 puntos más".
"Podemos advertir que estos países promueven la industria vitivinícola a través de la diferenciación en impuestos internos por su impacto productivo y social, su capacidad de generación de valor agregado, desarrollo de marca país y el alto potencial para conquistar las góndolas del mundo con identidad marcaria propia", completó.
De esta forma, el sector salió a defender la decisión del plenario de comisiones de la Cámara de Diputados en el marco de la discusión de la reforma tributaria de mantener exento de impuestos internos al vino e incrementar a 17% los de la cerveza.
Días atrás, la Cámara de la Industria Cervecera Argentina (CICA) acusó de "discriminatoria" a esa decisión respecto a otras bebidas con alcohol ya que "el vino y la cerveza son bienes de consumo sustitutos y que aumentar el impuesto a la cerveza al 17% pero que el vino no tribute, generaría un fuerte incentivo a favor del vino y en contra de la cerveza".
Según el trabajo, el diferencial promedio mundial de tasa entre vino y cerveza llega a 34 puntos porcentuales; mientras que, en el caso del espumante, asciende a 35 puntos; con relación a las bebidas espirituosas, el diferencial llega a 47 y 49 puntos, respectivamente.
Asimismo, remarcó la entidad, "los tres principales países productores de vino del viejo mundo (Italia, España y Francia), que concentran el 50% de la producción mundial, no gravan con impuestos internos al vino y al espumante".
"El fundamento de dichas políticas es la decisión de apoyar una agroindustria nacional, de gran impacto social y económico, generadora de alto valor agregado, con capacidad de desarrollar marca país y conquistar las góndolas del mundo con identidad marcaria propia", explicó el Observatorio.
En otro orden, añadió el trabajo, la tendencia de caída en los consumos per cápita de vino a nivel mundial obligó a los grandes países productores (entre ellos la Argentina) a compensar con exportaciones la pérdida de mercado interno.
En la Argentina, precisó el informe, desde 1980 a hoy el consumo de vino ha pasado de 80 a 20 litros per cápita/año (mientras que la cerveza ha pasado de 5 a 45 litros) y las exportaciones de vino han pasado de 2 a 20% de la producción total.
Por ello, aseguraron desde el Observatorio, "en la actualidad la cerveza -no el vino-, es la bebida que más alcohol puro aporta a la ingesta de los argentinos, información que se desprende de análisis de la Organización Mundial de la Salud".
"Considerando que los consumos per cápita de vino decrecen continuamente tanto en Argentina como en los demás países tradicionales productores de vino, la diferenciación por vía impositiva es una herramienta útil para el sostenimiento de una actividad económica generadora de valor agregado, que tiene distribución territorial promoviendo el arraigo de las personas, y que forma parte de la cultura de los territorios que la desarrollan", concluyó.