Unas 30.000 personas de la comunidad originaria de Amaicha, 160 kilómetros al noroeste de la capital tucumana, celebraron la cuarta jornada de la Fiesta de la Pachamama, la más importante desde que comenzaron los festejos el jueves pasado y en donde fue elegida una coplera de 85 años, Rosario Liberia Vargas, como la nueva representante de la "Madre Tierra"
Vargas pidió a las autoridades provinciales presentes en la celebración que "nos ayuden para que los chicos que están estudiando tengan trabajo y no necesiten marcharse lejos de sus familias".
La nueva Pachamama fue elegida durante los festejos que finalizarán hoy y que se desarrollan en Amaicha del Valle.
Eduardo Nieva, cacique y delegado comunal de Amaicha, le pidió a doña Rosario que ponga la fuerza espiritual que necesita su gestión y afirmó que "queremos ser un municipio autónomo indígena y trabajaremos para eso",
"Si logramos nuestro objetivo estaríamos consiguiendo una reparación histórica para la comunidad", agregó Nieva.
Con el imponente marco de los Valles Calchaquíes, Amaicha del Valle celebró la jornada central de la septuagésima edición de esta fiesta y la mayor incógnita fue develada cuando se anunció que Rosario Liberia Vargas fue elegida Pachamama 2017 por el Consejo de Ancianos.
La "Madre Tierra" es oriunda de Los Corpitos, pero vive en Los Zazos; tiene tres hijos, un varón y dos mujeres, de las cuales una falleció; 16 nietos y ocho bisnietos.
Además de ser coplera, doña Rosario se dedicó toda su vida a la artesanía y a la elaboración de productos regionales.
Además de ser coplera, doña Rosario se dedicó toda su vida a la artesanía y a la elaboración de productos regionales.
[button color="" size="" type="square" target="" link=""]
Tras el anuncio oficial, la nueva Pachamama se presentó ante la multitud acompañada por el Pujllay (espíritu alegre del Carnaval que fue despertado en el jueves de comadres), el Yastay (dios que cuida a los animales) y la Ñusta (joven que simboliza la fertilidad).
[/button]
"Tengo que hacer algo por mi comunidad y ayudar en lo que el cacique o el Consejo de Ancianos me pidan", señaló la mujer, quien luego se dirigió a las autoridades provinciales para solicitarles que "se acuerden de nosotros y nos ayude para que los chicos que están estudiando tengan trabajo y no necesiten marcharse lejos de sus familias".
Ambas dieron su bendición y arrancaron fervorosos aplausos, tras lo cual se pusieron de pie para escuchar el Himno Nacional que dos jóvenes entonaron en quechua.
Después se sucedieron las ofrendas a la Madre Tierra: algarroba, coca, chañar, tuna, racimos de uvas, vino de la bodega comunitaria, albahaca y agua, además de los agradecimientos y ruegos de protección.