La gran cantidad de productores y técnicos que año a año participan de los congresos anuales de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), convierten a este encuentro en un escenario ideal para que las empresas productoras de insumos para el agro presenten sus novedades y realicen lanzamientos.
La XXV edición, denominada “Kairós”, no fue la excepción, y uno de los productos más innovadores que se dio a conocer en Rosario fue Acadia Bio, el primer fungicida del mercado que incluye tecnología antiestrés, según asegura su desarrolladora, la firma Adama.
“Con la paleta de Adama ya cubríamos todo lo que es el control de enfermedades, malezas e insectos; y ahora, con la incorporación de esta nueva tecnología denominada Active Bio, combatimos también el estrés producido por factores abióticos”, explicó a Agrovoz Vicente Banchio, encargado de Desarrollo Técnico de Mercado de Adama.
Desde la firma nacida en Israel y actualmente propiedad de ChemChina, aseguran estar “convencidos” de que “vamos a tener mucho éxito, por el beneficio que esta tecnología otorga a los productores”.
Según Banchio, el control de enfermedades siempre es importante pero no suficiente en sí mismo, y dijo que debe considerarse que el estrés biótico y abiótico puede afectar hasta 67 por ciento del rinde potencial de los cultivos.
Ensayos y resultados
En este contexto, para testear el producto, la empresa realizó más de 120 ensayos en cinco cultivos: soja, maíz, trigo, girasol y papa, con excelentes resultados. “Vimos que se puede aumentar hasta un 12 por ciento el rendimiento en soja y hasta 15 por ciento en maíz y trigo, en relación a un testigo sin tratamiento de ningún tipo; es decir, no sólo ofrece un excelente control de enfermedades, sino que se pueden incrementar los rindes”, detalló Banchio.
No obstante, el principal dato, para el ejecutivo de Adama, es que solamente la tecnología antiestrés supone entre cuatro y seis por ciento más de rendimiento en relación a un tratamiento en el que sólo se busque atacar los hongos; por ejemplo, con estrobirulina y triazol.
Mejora económica
Pero la ganancia no es productiva, si no también económica. Para incentivar a los productores a probar su uso, Banchio hizo un cálculo de cuánto mejoran los ingresos con Acadia Bio: “Cuando uno traduce lo que aporta solamente la tecnología Active Bio, son entre 28 y 32 dólares por hectárea extra, cuando su costo será sólo cinco o seis dólares más que el de un fungicida tradicional”.
Ésta será la primera campaña en que Adama, una de las diez firmas más grandes del mercado de agroquímicos local, ponga a disposición de los productores argentinos este producto. La apuesta es ambiciosa: alcanzar un cinco por ciento de market share en el rubro de fungicidas en los próximos dos años, con la promoción haciendo foco en el plus de rendimiento que brinda Acadia Bio.
Para Banchio, un aspecto interesante a tener en cuenta es que “esta tecnología a futuro también puede incorporarse a otros productos”, y que la decisión de “enlatarlo” a un fungicida, como primer paso, es porque estos defensivos suelen aplicarse “en el momento en que más impacto tienen en el rinde de los cultivos”.