El año pasado se patentaron 77.881 unidades de las cinco camionetas de mayor uso en el ámbito agropecuario versus 70.398 vehículos en 2015, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara).
Incluso se superaron las ventas registradas en 2013 (73.851 unidades), año en el cual, gracias a créditos oficiales ofrecidos con tasas de interés reales negativas, se registró un repunte sustancial de las ventas en el segmento.
Buena parte del crecimiento de las ventas se explica por la recuperación del poder de compra relativo de los empresarios agropecuarios: el año pasado las camionetas, medidas en valor soja, se abarataron entre 20% y 25% (considerando los precios de lista de las chatas; con bonificaciones esos porcentajes son superiores).
Si bien la situación del sector agropecuario está lejos de ser espectacular –el Índice Fada muestra que el Estado se lleva 63 de cada 100 pesos generados por una hectárea agrícola promedio– en 2016 apareció mucha demanda contenida que permanecía agazapada en el último tramo del régimen kirchnerista ante la extrema incertidumbre promovida por el mismo.
En 2016 el liderazgo en el segmento de “camionetas agropecuarias” lo mantuvo Toyota Hilux con un 41.0% del mercado, seguido por Ford Ranger con 23.5%, Volkswagen Amarok con 23.4%, Chevrolet S-10 con 10.4% y Nissan Frontier con 1.7%.
El dinamismo del mercado argentino de camionetas atrajo la atención de nuevos participantes, quienes, en los próximos años, ingresarán al negocio para –probablemente– incrementar los niveles de competencia necesarios para mantener los precios en niveles atractivos. Los casos más destacados por venir, en ese sentido, son los modelos Renault Alaskan y Mercedes Benz X-Class.