El 80 % de la población de América Latina vive en áreas urbanas, y se estima que para el 2050 el porcentaje se incrementará en un 10 % a nivel mundial, lo que significará para la agricultura un gran desafío: producir más y mejores alimentos en menor extensión de tierra, con menos agua y con prácticas más amigables con el medio ambiente.
Ante este retador panorama, las ciudades intermedias se presentan como un escenario ideal para que la agricultura se potencie y cumpla su rol de alimentar y satisfacer eficientemente las necesidades de una población cada vez más creciente y urbana, desestimando cada vez más la dicotomía entre lo urbano y lo rural.
En el III Encuentro de Ciudades Intermedias, realizado en el marco de la XXIII Conferencia Interamericana de Alcaldes y Autoridades efectuada en Miami, Estados Unidos, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) tuvo a su cargo el panel: “Los desafíos de la agricultura del siglo XXI y las ciudades intermedias”, donde se abarcó las oportunidades del agro en dicho contexto y permitió el intercambio de experiencias de países como Argentina, Bolivia, Chile y El Salvador.
Las ciudades intermedias son aquellas que crean puentes de conexión importantes entre zonas rurales y urbanas, siendo para la población rural la oportunidad de acceder a instalaciones básicas y servicios; y encontrar fuentes de empleo.
Desafíos para la agricultura
El director de Gestión e Integración Regional del IICA, Diego Montenegro, junto a autoridades nacionales y locales de Argentina, Bolivia, Chile y El Salvador detallaron que las ciudades intermedias están en capacidad de generar oportunidades para la agricultura familiar y las zonas rurales aprovechando su potencial productivo, y así responder mejor a las demandas de alimentos de las grandes urbes.
En el panel destacaron que estas oportunidades deben fortalecerse a partir de la creación de políticas públicas, las alianzas público-privadas e incorporar al sector académico y así propiciar un esfuerzo articulado de los diferentes actores.
Eso sí, es clave una agricultura innovadora, inclusiva y moderna, haciendo esta actividad económica más atractiva para los jóvenes (los principales migrantes a las grandes metrópolis), mujeres y poblaciones vulnerables. Con lo anterior se evitaría, además, el envejecimiento del campo, una amenaza cada vez más latente para el sector agrícola.
“Las innovaciones deben darse en sector primario, en la producción, en todo lo relacionado con el procesamiento y transporte de alimentos para evitar las grandes pérdidas que se generan en el sector por este concepto, para abastecer de manera eficiente a esa creciente población. Es necesario también, la inversión pública y privada, las alianzas en todos los niveles y políticas públicas que promuevan el desarrollo. Los esquemas de financiamiento y el acceso a recursos resultan muy importantes, así mismo, la participación de las mujeres que juega un rol trascendental”, explicó Montenegro.
Y es que en América Latina del 80 % de la población que actualmente vive en ciudades, un 25 % lo hace en estado de pobreza y enormes cantidades de ésta padecen de subnutrición o hambre crónica, y un porcentaje cada vez creciente lo cual se traduce en una paradoja padecen de obesidad.
“Está demostrado por estudios que si las mujeres tuvieran las mismas condiciones de acceso a los factores de producción llámese tierra, financiamiento, acceso a insumos, la pobreza y desnutrición de las regiones más vulnerables se vería reducido por lo menos a la mitad. Ahí hay una oportunidad de políticas públicas y orientar esfuerzo”, añadió el director de Gestión e Integración Regional del IICA.
El evento donde se desarrolló esta temática congregó a más de 530 alcaldes y autoridades locales de los países de América Latina.