La casi nula rentabilidad que ofrece el algodón en el Chaco, donde este año solo se implantaron 80 mil hectáreas, provoca que año a año el productor salga de esta actividad y se pase al laboreo de granos tales como maíz o soja.
Así lo explicó Juan Patricio Hutak, consejero de Coninagro por la provincia de Chaco, que estimó que la falta de precio en el algodón promovió que en ese distrito se sembraran este año unas 600 mil hectáreas de soja y un récord de 201 mil hectáreas de maíz.
“Según datos oficiales del gobierno chaqueño, este año se sembraron 80 mil hectáreas, la mitad de las coberturas realizadas en el 2016 y lejos del histórica cifra de un millón”, dijo Hutak, que reconoció que esta situación se da por el clima, la falta de precio y la persistencia de las plagas.
Explicó que la relación precio-costos no resulta favorable para el productor chaqueño. “A la espera de la decisión que adopte Chaco, Formosa -dijo- ya fijó un valor de $7.500 para la tonelada producida, mientras que el costo de siembra es de $7.500 por hectárea”.
Por hectárea el promedio de producción de algodón, según datos referidos por el Ministerio de Producción del Chaco, ronda los 1.300 kilos, pero -según Hutak- el productor sabe que debe encarar una productividad por arriba de los 2.000 kilos para obtener ganancias, ya que si se acerca a los 1.000 kilos por hectáreas, apenas “saldría empatado”.
“Mi padre era algodonero, yo hacía algodón y hace una década lo dejé y se me hace que no volvería, ya que uno se acostumbra a la producción de otros cultivos: es difícil que vuelva”, reconoció el productor chaqueño de Pampa del Indio.
Más allá de la cuestión climática y de la falta de precio, el encarecimiento de los costos de producción está en la necesidad de encarar la lucha contra el picudo del algodonero, una plaga que requiere nada menos que disponer de “catorce fumigaciones” con cipermetrina “cada semana”, desde que comienza el proceso de floración del algodón hasta su cosecha.
Por ello, la producción algodonera se trasladó fundamentalmente a Santiago del Estero, donde la presencia del picudo no resulta tan fuerte.
Así, la producción de algodón en el Chaco cayó abruptamente en los últimos años hasta un área actualmente sembrada de apenas 80 mil hectáreas, la superficie cubierta durante el ciclo anterior.
Según Hutak, otro problema que también tuvo el sector es la política de comercialización que adoptó la industria textil o hilandera, que dispone afrontar los pagos al productor “a 60 o 90 días y en algunos casos más allá de los 100 días, cuando el productor necesita la plata ya para pagar los insumos”.