Y es que para el país trasandino la uva de mesa es la séptima fruta fresca más exportada, con 13.000 toneladas en el año 2016. Como mencionamos anteriormente, las provincias de Mendoza y San Juan concentran el 95% de la superficie cultivada con esta especie para el consumo en fresco del país.
Es por esta razón que INTA ha desarrollado 4 nuevas variedades para diversificar la oferta varietal nacional, un trabajo que culmina tras 15 años de investigación y desarrollo.
Silvia Ulanovsky, especialista en mejoramiento genético del INTA Mendoza, hizo hincapié en la importancia de que Argentina posea variedades propias.
“El desarrollo de variedades nacionales es una muestra de soberanía tecnológica y representa para los productores argentinos una ventaja competitiva, ya que no pagarán regalías por las plantas”.
“El desarrollo de cultivares locales, además de ampliar la diversidad de variedades disponibles para los consumidores, es una ventaja para los productores porque se trata de plantas que están adaptadas a las condiciones agroclimáticas y de manejo de las zonas de cultivo”, señaló Ulanovsky.
Las variedades Sorpresa INTA, Serena INTA, Delicia INTA y Fernandina INTA, son fruto de un proceso muy riguroso, en el que más del 99 % de las plantas generadas por cruzamientos fueron eliminadas.
Las variedades se caracterizan por cumplir con requisitos de calidad como la presencia de rudimentos seminales, en lugar de semillas normales, y un calibre mínimo de 18 milímetros.
Tanto Fernandina INTA como Sorpresa INTA producen uvas de color negro, lo que constituye una innovación para Argentina debido a que hasta el momento no se exportan variedades negras.
Serena INTA es roja, igual que la variedad Crimson, pero se destaca por tener una fecha de cosecha más temprana que ésta, lo que incrementa la disponibilidad estacional de variedades de este color.
Las bayas de Delicia INTA son rosadas, con sabor moscatel. La gran ventaja respecto a Moscatel Rosado, variedad de amplia difusión en el país, es que no necesita la implantación de una variedad polinizadora.
Asimismo, como complemento del trabajo hecho con mejoramiento genético, en el Laboratorio de Poscosecha de la Experimental Mendoza evaluaron el comportamiento de los racimos cosechados y se determinó la aptitud exportable de las nuevas variedades.
“Los primeros resultados indican que se pueden conservar en cámara frigorífica por un período mínimo de 45 días, con valores admisibles en porcentaje de desgrane y deshidratación del raquis”, señaló Ulanovsky y explicó: “Esto significa que tienen buena calidad y potencial para la exportación”.
Cualquier productor interesado en estas variedades puede recurrir al INTA. Además de disponer con cultivares de acceso libre, contará con experiencias de comportamiento a campo, ya que previamente al registro de los nuevos materiales, nueve empresas de la región mediante firma de acuerdos, las probaron en condiciones reales.